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El Nuevo Orden Neoliberal Securitario al cambio climático

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La racionalidad económica neoliberal muestra también los límites de la democratización capitalista. Una de estas manifestaciones, al parecer poco estudiada, es el nuevo orden neoliberal- securitario consistente en una adaptación militarizada al cambio climático. Chile, mencionado laboratorio del neoliberalismo a nivel mundial, no se escapa de esto ni tampoco lo hacen países del área latinoamericana que hoy en día muestran, quizás un insuficiente avance en la búsqueda de nuevas formas de organización social que se traduzcan en políticas que puedan ser implementadas, por la mayoría de las poblaciones humanas que hoy habitan estos territorios, y que respondan organizadamente a los embates y al crimen, por ejemplo, del deterioro irreversible del aire, que respiramos, el agua que bebemos y que luchen incansablemente por toda forma de vida que mejore, en todo sentido, el medio natural donde existimos.

Haciendo un poco de historia constatamos que el nuevo milenio empezó mal. Desde los atentados del 11 de septiembre del 2001 en norteamérica asistimos a un gran retroceso en la práctica y protección de muchos derechos y libertades, a lo menos pregonadas, por los gobiernos del mundo occidental. En el mes de octubre de ese mismo año, aviones militares estadounidenses y británicos apoyados por otros países europeos, iniciaron sus incursiones mortíferas sobre Afganistán, comenzando la operación ”Justicia infinita”, luego vendría otra operación militar con iguales características, ”Libertad Duradera”, que inauguraba la llamada Guerra contra el Terrorismo”. Tiempo después, en la primavera del año 2003, se culminó la destrucción de Irak, planificada minuciosamente más de 10 años y apoyada por un embargo tras la ”Operación Tormenta del Desierto” en enero de 1991.

Desde lo descrito más arriba hemos visto cómo la defensa retórica de los derechos humanos ha servido de cobertura, y a veces ofensiva, para violarlos de manera sistemática que han ido justificando, con groseras intromisiones como lo son hoy en día en Nicaragua , Venezuela, Brasil, Bolivia y Cuba, todas cubiertas bajo el manto de humanitarismo, la Organización de Naciones Unidas y la Unión Europea, no escapan a esto. La clara injerencia imperialista ha encontrado en el discurso de los derechos humanos un valioso recurso ideológico igual a lo que representó en la época colonial la llamada ”misión civilizatoria”, doctrina con la cual fuimos educados muchas y muchos de nuestra generación en Occidente.

Dicen que las Mineras “mueven montañas”, pero también mueven a gobiernos autodeclarados como ecologistas, mueven a los medios que lavan su imagen, a las corporaciones “culturales” que “entretienen” con cuanta exposición, concierto u obra de teatro, disfrazando el terrorismo empresarial que cotidianamente destruye lo poco que va quedando. Lo que no se mueve, es un pueblo adormecido por la droga mediática y enfermo de individualismo....Por Cefiro Humor Gráfico

 

El verdadero retroceso en los derechos y libertades no se ha producido únicamente en las relaciones internacionales. Dicho retroceso de las libertades democráticas ha sido intenso en el interior de las sociedades de todo los países occidentales, la génesis de esta se debe buscar en la promulgación de la Patriot Act del 26 de octubre de 2001, en EEUU argumentada y promulgada en la necesidad de fortalecer la capacidad del Estado en una guerra contra el terrorismo. Al imponerse esta última, como política de Estado en los diferentes países ha llevado como resultado el tener que elegir en la práctica entre mayores cotas de seguridad o mayor protección de las libertades de los ciudadanos.

A principios de los años 80 con la llegada de los gobiernos neoliberales, el Estado optó por recortar la libertad de mercado ofreciendo en reemplazo una amplia gama de servicios públicos de tipo universal que garantizaron derechos sociales y libertades democráticas. En las últimas décadas, el Estado neoliberal comenzó a desmantelar los sistemas públicos de protección social, abriendo con ello una rígida inseguridad existencial a la libertad absoluta de un mercado controlado por el capital, transformándose prácticamente en un distrito policial obsesionado por el orden, una seguridad y, por sobre todo el mantenimiento del statu quo.

Lo sucedido en el periodo de los años 80, particularmente en los Estados neoliberales, evolucionaron hacia un Estado securitario, que en el contexto de un trágico deterioro ecológico, una asimétrica globalización y una profunda crisis social responde a toda muestra de malestar en las comunidades endureciendo de manera brutal el aparato punitivo y creando leyes que ponen, primeramente en cuestionamiento, libertades y garantías legales.

Vivimos en un orden neoliberal securitario, poderes económicos y políticos han evolucionado estrechando cada vez más sus actuaciones y demostrando en cada una de estas una fusión con la empresa privada, trayendo como consecuencia inevitable la politización de esta última, en la medida que el Estado se privatiza lo que resulta en un indiscutible, y ya ahora muy visible, privilegio a una clase dominante constituida por poderosas corporaciones al mando de “eficases” empresarios.

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El Cambio Climático y los Estados Securitarios

En los Estados que han ido perdiendo paulatinamente su función protectora, reguladora y distributiva sustituyendo estas propiedades por represión y penalización, como se aprecia claramente en países llamados del tercer mundo, aparece con una intensidad cada vez mayor el cambio climático ligado a sus amenazantes consecuencias.

Las actividades humanas, aquellas denominadas antropogénicas, afectan a la atmosfera de diferentes maneras: produciendo calor, partículas o gases. Tras el incremento de la quema de combustibles fósiles aquellos como el  petróleo, carbón, gas natural y gas licuado del petróleo que se han formado a partir de la acumulación de grandes cantidades de restos orgánicos provenientes de plantas y de animales, estamos cambiando significativamente algunos parámetros atmosféricos. Estos cambios afectan al clima de diferentes maneras: incrementando el efecto invernadero (1) y la incertidumbre climática, contaminando el aire y destruyendo la capa de ozono.

La concentración media mundial de dióxido de carbono (CO2) el año recién pasado 2017 en la superficie de la Tierra fue de 405 partes por millón (ppm), 2,2 ppm más que en 2016, siendo la más alta concentración de gases en los registros modernos de mediciones modernas.

Estudios recientes de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los EEUU (NOAA) por su sigla en inglés, señalan que la tasa de crecimiento global de CO2 se ha casi cuadruplicado desde principios de la década de 1960. EEUU es el segundo país más contaminante del mundo después de China pero, sabemos que se retiró de sus compromisos medioambientales bajo el gobierno de Donald Trump en la Cop21, Conferencia de las Partes celebrada en París, en 2015.

Mitigación y Adaptación

Las acciones únicas y sostenidas que propone el poder mundial para enfrentar los efectos del cambio climático se llaman mitigación y adaptación. En Chile uno de los centros élites de estudio e investigación del cambio climático, el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2, reúne a investigadores de distintas disciplinas de las ciencias naturales y sociales que estudian cómo el cambio climático impacta a los ecosistemas y a la sociedad chilena. En la presentación de dicho centro se expresa que:” el Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 apoya(r) la definición de medidas de adaptación y mitigación para construir una sociedad más resiliente al cambio climático. Sobre resiliencia ya hemos escrito y para las y los interesados podemos sugerir leer, de mi autoría, Desarrollo Sostenible y Resiliencia (2).

De lo anterior expuesto existe la necesidad, a nivel mundial y particularmente en Chile, de mitigar las causas del cambio climático y lisa y llanamente adaptarnos a sus efectos…es el discurso oficial, sin embargo, la adecuada adaptación requiere enfrentar crisis previas, el militarismo y el neoliberalismo, mediante organización desde y con las bases populares y una planificada inversión social necesaria . Una real mitigación requiere abandonar la ortodoxia de una economía de libre mercado, que únicamente impide nuevas formas e intentos de enfrentar el cambio climático y buscar salidas del régimen económico social capitalista.

La mitigación significaría en la práctica una reducción de nuestra producción de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero, como el metano y los clorofluorocarbonos, que impiden que el calor del sol irradie nuevamente hacia el espacio. La mitigación supone una gran transformación en el uso de las energías a fuentes limpias como el viento, la energía solar, la geotérmica o la energía marina. En la práctica significa clausurar las plantas de energía alimentadas por carbón, liberar a nuestra economía del petróleo y construir un sistema de energía alternativo. La pregunta queda abierta frente a este enorme desafió. ¿ Estamos en Chile logrando avances y se ha resuelto de manera democrática y participativa, teniendo en cuenta la experiencia internacional, un adecuado y correcto horizonte de futuro limpio y beneficioso para la vida en el territorio? La respuesta es no!

Por otra parte, adaptación, significa prepararnos, como especie para formas de vida y convivencia con otros seres vivos y para con los efectos del cambio climático, algunos de los cuales ya padecemos que son inevitables y lamentablemente irreversibles. A esta adaptación habría que agregar, fuera de su inherente dimensión biológica, las implicancias técnicas y políticas. Es, sin duda alguna, una problemática compleja.

También debemos considerar que una adaptación técnica implica por sobre todo un cambio cultural, que transforma nuestra interacción con la naturaleza, a medida que esta naturaleza se va también transformando, yendo a su vez a aprender a vivir con lo que nosotras y nosotros mismo hemos estado, de una u otra manera, afectados.

La adaptación política, para Nick Buxton, responsable de comunicación del Transnational Institute (TNI) y Ben Hayes, investigador independiente, especialista en políticas de seguridad de ámbito nacional e internacional (2017) implica en profundidad transformar nuestras propia relaciones humanas y las relaciones sociales entre la población. Se ha señalado que una adaptación política exitosa al cambio climático significa: “desarrollar nuevas formas de contener, evitar y reducir la violencia alimentada por el cambio climático. Esto demandará redistribución económica y desarrollo, así como de una nueva diplomacia para la construcción de la paz” (3).

Desde el punto de vista de una estrategia militar en donde insertan los más arriba citados autores, el cambio climático ,convienen que éste ya está en marcha y de manera acelerada la podemos apreciar ,y será cada vez más notoria, respondiendo con armamentismo, formas de exclusión cada vez mas notorias, el olvido, la impunidad, la consabida represión policial, los seguimientos, vigilancia y hasta los asesinatos, siendo estos últimos situaciones que a diario afectan dramáticamente territorios del Abya Yala, particularmente Latinoamérica ,y que en Chile hoy emergen dolorosa y lamentablemente como es en el actual caso del dirigente del Cabildo Abierto Quintero-Puchuncaví, Alejandro Castro, amenazado de muerte y encontrado muerto este jueves 4 de octubre pasado a pocas horas de haber participado en una masiva marcha en Valparaíso en protesta por la crisis ambiental que se vive en la zona declarada de “sacrificio ambiental”, término morboso que comienza a difundirse desde tiempos de la Guerra fría (1945- 1991) como resultado de la lluvia radioactiva, caída o deposición de ceniza radioactiva desde la atmosfera procedentes de una explosión nuclear.

Este tipo de fascismo climático, basado en la exclusión y el exterminio, primero selectivo, la segregación y la represión nos resulta terrorífico, sin embargo, podemos augurarle con beneplácito que está condenado al fracaso. Los pueblos que luchan no pueden colapsar, sin llevarse irremediablemente en su desplome a las economías ricas. Si permitimos, por otra parte, que el cambio climático arrase economías y pueblos enteros, no habrá suficiente barreras, muros, armas, alambre de púas, drones armados y mercenarios que puedan poner en resguardo a las élites mundiales del colapso planetario.

AEM
Por: Alfonso Madrid…. Pensador, Activista, Antropólogo e Investigador de los Límites Planetarios y el Antropoceno

(1) Efecto invernadero es un fenómeno por el cual ciertos gases retienen parte de la  energía emitida por el suelo tras haber sido calentado por la radiación solar. Se produce, por lo tanto, un efecto de calentamiento similar al que ocurre en un invernadero, con una elevación de la temperatura. Este efecto invernadero se produce por la acción de varios componentes de la atmósfera planetaria. El proceso de calentamiento ha sido acentuado en los últimas años por el modo de producción capitalista que implica, entre otras causas de emisión de dióxido de carbono, metano y otros gases.

(2) https://prensaopal.cl/2018/02/25/desarrollo-sostenible-o-resiliencia/

(3) Cambio Climático S.A. Buxton, Nick y Hayes Ben ;Fuhem Ecosocial, 2017, pags 64, 65.

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