“En mi gobierno hemos usado varias herramientas de investigación y estudios de opinión para evaluar la eficacia de nuestros programas de gobierno, nuestra comunicación y nuestros mensajes” dice Francisco Olvera Ruiz, gobernador de Hidalgo, México. “La investigación neurocientífica es especialmente valiosa porque nos ha permitido descubrir con más precisión y objetividad lo que la gente piensa, percibe y siente”, agrega Olvera.
No, no es teoría de la conspiración, es un “hecho de la causa”, como se dice en derecho.
¿Qué políticos han usado tecnología de Neurociencia para perfeccionar sus campañas?

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Este es el listado de políticos que han usado mediciones de Neurociencia para perfeccionar sus campañas, según un artículo del New York Times:
- Enrique Peña Nieto, (México, Presidente)
- Francisco Olvera Ruiz (México, Gobernador)
- Ewa Kopacz (Polonia, primera ministra)
- Juan Manuel Santos (Colombia, Presidente)
- Ahmet Davutoglu (Turquía, Primer Ministro)
- Hillary Clinton (Estados Unidos, Candidata)*
Solo que al artículo del New York Times, le faltó Donald Trump (USA, Presidente), Vladimir Putin (Rusia, Presidente) Mauricio Macri (Argentina, Presidente) Mariano Rajoy (España, Presidente expulsado), y varios más.
Desde luego se preguntará el lector: ¿Cuándo nace esto? Es decir la Neuropolítica, el Neuromarketing, la Propaganda Política, la Publicidad, el Marketing, bien la respuesta es simple: EN LA PREHISTORIA (42.000 años hacia atrás app). Sí así como lo lee, desde luego no nace con los nombres enunciados, pero si nace la “necesidad” del hombre (en este caso prehistórico), de marketearse, de publicitarse (cuando aún no existía la escritura, cuando los dinosaurios andaban sueltos). ¿Qué confirma éste hecho? Bien, si usted visita, por ejemplo, las Cuevas de Altamira, la Cueva del Milodón, Cueva de Chufín, Cueva del Micolón, Cueva de Cavaillalvera, Cueva del Pendo y muchas más. Podrá apreciar dibujos en sus prehistóricas paredes, que evidencian siempre al “Líder”, al Jefe de la Tribu, a veces mostrándolo enterrando una lanza a un dinosaurio (normalmente con más miembros, pero destacando él). Asimismo podemos ver dibujos donde “el Jefe” aparece con el pene erecto (señal de hombría y poder, que con el tiempo se fue transformando en tótems, monolitos, figuras altas y puntiagudas, como el Obelisco de Bs Aires, la Torre Eiffel, El Rockefeller Center, o lo que fueron las torres gemelas, o el mismo Costanera Center, para colocar un caso más chileno, que representa simbólicamente “el falo de Paulmann”, el “poder de “Paulmann”, la torre más alta de Chile que nos dice que Paulmann “fornicó” casi literalmente al pueblo chileno, a sus trabajadores (ver cuando en un Sta. Isabel de Antofagasta obligaban a las cajeras a usar pañales desechables en los horarios punta, no podían ir al baño!), a la misma ciudad de Santiago, que permitió ese edificio, en un país sísmico, un símbolo de poder que permanecerá). A éste señor el Presidente Ricardo Lagos le otorgó la nacionalidad chilena “por gracia”, ¿Sería por la “gracia” de que esclavizaba a sus trabajadores y lo sigue haciendo?
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Volvamos a la prehistoria mejor (era una época más sana), efectivamente los líderes de tribu, que generalmente nacían de forma espontánea (ya sea por fuerza, por habilidad para la caza u otros atributos recomendables tener en la época), éstos se las empezaron a ingeniar para marketearse, para publicitar sus hazañas, como en esos tiempos no existían los periódicos, ni TV, sí existían las paredes de las cuevas en que habitaban, y pinturas rupestres, en base a arenas, hierbas, y otros materiales, donde la más antigua tiene una data de 38.000 años. Y dibujaban, o mandaban dibujar sus “hazañas”, por ejemplo; cazando un mamut, golpeando a un enemigo, llevando arrastrada del pelo a una o varias mujeres a la vez a la caverna, o bien, como se mencionó al principio, ellos con el pene erecto, símbolo de poder. Estos dibujos fueron los primeros “afiches promocionales”, y si se quiere, también la primera “propaganda política”, ya que a través de las imágenes se sabía quien mandaba, quien era el Jefe, a veces quien decidía sobre la vida y la muerte de otros miembros de la tribu. Y ahí quedaron plasmados, en muchas pinturas de la prehistoria, algo así como los primeros “Presidentes”, o “Generales”. Todavía no existían los empresarios.
Entrando de plano en la neurociencia y la política. La investigación neurocientífica nos lleva a determinar que por ejemplo el voto es un proceso profundo e inconsciente, y para entender como el cerebro electoral se inclina por un candidato o no, es preferible observar las reacciones cerebrales en su conjunto, esto se logra a través de diferentes herramientas de medición biométrica como la Resonancia Magnética Funcional, la Electroencéfalografía, el eye tracking (seguimiento visual), la Respuesta Galvánica, el Face Code, Emotion Reading, y muchas más, que leen literalmente el cerebro humano. Las respuestas cerebrales a estímulos y emociones.
Es precisamente lo que con precisión realiza el neuromarketing político o también llamado neuropolítica; ya que por medio de la neurociencia y el uso de alta tecnología se ha podido entender los procesos cerebrales y el inconsciente colectivo; así como predecir la influencia del discurso y la publicidad en las campañas políticas.
El 85% de la toma de decisiones sobre un candidato que se va a elegir termina siendo un proceso inconsciente. Y es que el cerebro electoral es más emocional e instintivo que racional (cerebro reptil, y gran parte del sistema límbico), por ende, los argumentos quedan en un segundo plano, y cobrará más importancia que nunca la persona, el candidato, antes que el partido o las mismas propuestas. La Escuela de Negocios de la Universidad de Harvard (Harvard Business School) en varios estudios realizados en Estados Unidos coincide con esto. Recordar que la Fundación Rockefeller, donó varios miles de millones de dólares para el estudio del Neuromarketing a dicha Escuela de Harvard.
Por otra parte tenemos la iconocidad emocional, es decir el impacto político que produce cierto candidato o candidata, mientras es más fuerte, activa con mucha facilidad dos emociones: alegría y sorpresa (asociadas al sistema límbico cerebral), como asimismo activa en total seis de las siete emociones básicas del inconsciente, por eso el personaje (candidato) crece, así como su influencia en el votante. La antítesis de estas emociones (que eventualmente pueden provocar otros candidatos son ira, desagrado, enojo y miedo. Muy pocos candidatos son los que generan tal cantidad de emociones (las positivas), y muchos son los que generan las negativas.
Sabemos que no siempre el voto es endosable, pero si asociativo, lo que otorga ventaja en ciertas ocasiones. Y desde luego lo asociativo trasciende a los medios de comunicaciones, asociativo en lo positivo o en lo negativo, por ejemplo en Chile se habló en un momento dado de “Chilezuela”, lo que produjo un alto impacto negativo en el votante, votando finalmente por el candidato que representaba la postura más neo liberal y conservadora. Lo que inmediatamente debilita las posturas más vanguardistas, y que prometen cambios profundos reales, el votante incoscientemente va a “lo seguro”. Asimismo, en el caso de Chile, se mantuvo en forma tenaz una campaña de desprestigio al gobierno saliente, por un lado, y más desprestigio aún a los candidatos de las alas menos conservadoras.
Sin desmerecer a nadie, es prudente mencionar que los candidatos, en el caso chileno (de últimas elecciones presidenciales) no generaban ¨emociones tan fuertes” como las que los medios y la neuropolítica se preocupó que generara el candidato ganador. Ahora Brasil con el candidato Bolsonaro, con alta votación, y Presidente de Brasil, también apeló a Venezuela, en una conducta populista extrema, hace homenaje al principal torturador del Gobierno militar brasilero, convirtiéndose en una amenaza para Latinoamérica, entre otras cosas su Vicepresidente dice que “hay que blanquear la raza”. Fuera de lo homofóbico y xenófobos de ambos.
El cerebro duda a la hora de elegir y no se decide. Esa indecisión motiva la incursión de más candidatos que aspiran a ocupar el puesto o “trono vacío”, atomizando y dispersando mucho más el voto, fortaleciendo la candidatura del “líder”. Ante la interrogante sobre lo que va a pasar con el voto en aquellos que no simpatizan o no creen en ”el líder”, pues la respuesta es: ¨el trono está vacío¨. Lo que , siempre en el caso chileno, hizo que despuntara fuertemente una candidata, que así como “el líder”, y a veces más que él, provocara emociones muy fuertes en el votante, conjuntamente con toda la fuerza política que la apoyaba. Lamentablemente, Beatriz Sánchez, la candidata, no tuvo el tiempo ni los medios, ni el poder económico, para competir con el “líder”.
Curiosamente en la “comparación inconsciente”, no estaba tanto en discusión si el candidato “líder” fue buen o mal Presidente en su primer mandato, eso queda a completa discreción y análisis del lector, pero si es evidente que el cerebro electoral está frente a un “fenómeno político” que deja una huella imborrable.
Todo esto ocurre porque el cerebro consta de dos características básicas, se acerca al placer y se aleja del dolor, comprendiendo esto, la elección se basa en destacar el candidato “líder” como representamen de “seguridad”, económica, social, etc. Y al resto de los candidatos con inseguridad y caos. Y en el caso chileno, el candidato “líder” contaba con casi toda la prensa chilena, con los poderes fácticos, y con mucho dinero, mucho. Fue lo que ocurrió con la elección del Sí y el No, solo que en el caso del Sí, resultaba tan grotesco el discurso, por lo demás mentiroso, que la gente afinó con el NO, dado que construyó un discurso que no asustaba, un discurso amigable, y que a la vez, en forma tranquila pero clara mostraba lo que todo el mundo sabía, los horrores de una dictadura y un tirano, pero transmutaba el sustrato inconsciente dejando traslucir el advenimiento de “la alegría”. Y conectó con las zonas de placer del cerebro, que, en este caso, fueron más poderosas que las zonas de “dolor”. Es decir la opción NO tuvo cualidad de destacar atributos como: credibilidad, liderazgo, y provocar emoción positiva en el votante chileno. A pesar de lo prometido, y como siempre, la “alegría” nunca llegó.
Puede ser que, para algunos lectores, este tipo de análisis sea diferente al que tradicionalmente le brindan las encuestas, a lo que quisiera explicar lo siguiente:
Cuando uno responde una encuesta, vincula el habla o la verbalización, proceso que es manejado por el córtex, el cual es el sistema lógico racional del cerebro; por ende las encuestas se convierten en un método interesante de levantamiento de información consciente (cuando no están manipuladas); por eso estos análisis deben ser complementados con tecnología más sofisticada que no involucre que el votante tenga que hablar. El ser humano es emocional, tanto así que recibe medio segundo antes las señales en el sistema límbico, antes de llegar al sistema racional (Neocórtex). Así como se explica: sentimos y luego pensamos.
Sabiendo esto, es importante que los candidatos se preocupen por perfeccionar los gestos, tono de voz y microexpresiones faciales, la comunicación no verbal, ya que la atención audiovisual se gana o se pierde con el cuerpo, si usted duda de esto, tenga como ejemplo el caso del ex Presidente norteamericano Barak Obama, maestro en expresión verbal y corporal. Y anterior a éste el Comandante Fidel Castro.
También resulta interesante volver a destacar que el cerebro vota por miedo.
Pero cuando los candidatos en su mayoría no generan suficiente emoción positiva, el cerebro activa su otro mecanismo que es: ¨huir del dolor¨ y termina votando por miedo de manera inconsciente. Y es aquí donde se centra la gran pregunta: ¿Qué miedo es más fuerte para el chileno? Respuesta que da para otro artículo completo. Solo adelantar que el instinto manda, y el cerebro electoral busca el instinto de supervivencia, éste instinto lo controla el cerebro reptil, el más básico y antiguo, lo que no ha cambiado desde el tiempo de las cavernas, donde se buscaba presa, guarida y labor, como principal necesidad de satisfacer, o en otras palabras lo que alguna vez conocimos como pan, techo y empleo. En el ítem “techo” se considera la seguridad de la familia, la procreación, otro instinto básico ligado al cerebro reptil.
Entrando en arenas psicológicas (jungianas), los arquetipos son patrones psicológicos que explican la conducta humana. Hay patrones psicológicos que dentro del contexto de las elecciones se vuelven más atractivos para el cerebro electoral. Bajo ese esquema y teniendo en cuenta el contexto de inestabilidad, el votante promedio antes que buscar un ¨gobernante¨ cuyas características son la de administrar o gestionar, busca en cambio al ¨héroe¨ o en otras palabras aquel personaje que lo “salve”. Cada vez que el discurso de los candidatos se enfoca en venderse como ¨gobernante¨ antes que ¨héroe¨ (en Alemania se votó por el “héroe” encarnado en Adolf Hitler, ganando el nazismo, lo mismo que ahora Bolsonaro en Brasil “el héroe”), el cerebro se seduce menos, porque necesita algo más allá, fuera de su lógica y su razón que lo lleve a pensar que estará seguro. Esto favorece más a candidaturas masculinas que femeninas, o a aquellas candidaturas femeninas con carácter fuerte.
¿Y por qué en USA salió elegido Trump? Se preguntará el lector, que en sí mismo no contiene carisma, no contiene empatía, es decir sería el “anti candidato”. Pero contiene algo que el norteamericano medio valora mucho, contiene odio, racismo, aporofobia (fobia a los pobres), xenofobia, homofobia, es misógeno, ama la guerra, nacionalista a ultranza, es decir todo lo que de una forma u otra el norteamericano blanco medio, o el afroamericano torpe, lleva en sus genes, o mejor dicho el sistema gringo le ha incrustado a presión, el nacionalismo guerrero, USA “el salvador del mundo”, el “amo del mundo”, antivalores como culto a la raza blanca, culto al dinero, culto a la belleza física, culto a la juventud, “el sueño americano” y muchos más. Agregando que para su campaña, como es de todos conocido, compró datos de millones de personas a Facebook, a una empresa inglesa, compró candidatos y parlamentarios norteamericanos, y por su puesto usó toda la tecnología que hoy existe para leer la mente humana, las reacciones cerebrales a estímulos precisos, y las manipuló a su arbitrio, neuromarketing, neuropolítica, psicoantropología del consumo y un largo etcétera. Asimismo es un representante del “éxito” económico, del poder (que trae el éxito económico), de la farándula americana (dirigía un Reality Show), estaba en las luchas libres, se lucía con mujeres hermosas, ostentaba de grandes lujos, mansiones, autos de alta gama, era de un carácter duro, algo payasesco, y eso, créame el lector, el norteamericano medio, el que vive con un dedo de frente, el que no piensa, la TV piensa por él y le dice que hacer, el que aún cree que las torres gemelas fue un atentado terrorista (es decir lo fue, pero preparado por la CIA, el FBI, el propio Gobierno de USA, y los poderes fácticos, hecho comprobado científicamente y por la inteligencia de varios países) Bueno ése norteamericano, más otros no tan torpes pero hábilmente manipulados, fueron los votantes de Trump, asimismo lo fueron de Geroge W. Bush, en su segundo período.
Podría dar cientos de ejemplos más de Neuropolítica en países latinoamericanos, como Ecuador, México, Colombia, Argentina, Chile, Brasil, Perú, de Europa como Alemania, España, Francia, Italia, Inglaterra, otros como, Israel, China, Rusia, India. Pero será para otro capítulo, sin dejar atrás el referente histórico, quizás el más importante e impresionante, me refiero a la Alemania Nazi, con Joseph Goebbels, como Ministro de Propaganda de Hitler a la cabeza de una propaganda política tan elaborada, que logró que el 95% de los alemanes fueran nazis o simpatizantes del nazismo en su momento. Desde la preocupación de mandar a hacer los trajes de los oficiales alemanes al mejor diseñador del mundo vivo en ese momento Hugo Boss, hasta el uso semiótico de signos y símbolos de poder, la svástica, las formaciones militares, los estandartes, los escudos, las puestas en escena o performances militares, los discursos del Fürher, su gesticulación, su comunicación no verbal y verbal, el miedo, el sentido del poder reflejado en el “súper hombre”, la raza superior, el cambio de la frecuencia del sonido que Vibra en los principios de la media de oro PHI y unifica las propiedades de la luz, tiempo, espacio, materia, gravedad y el magnetismo con la biología, el código del ADN y la conciencia.
La afinación natural a 432 Hz tiene efectos profundos en la consciencia y también en el nivel celular de nuestro cuerpo. Por lo tanto, el ministro de propaganda nazi prohibió disfrutar de los beneficios inconmensurables de escuchar música afinada con patrón La=432 Hz. a 440 Hz para mantener el cerebro de la gente adormecido, el uso de la música de Warner, y un largo etcétera. Tal vez la “gracia” de Goebbels fue que en esos tiempos no existía la herramienta de medición biométrica que hoy permite ver en una pantalla las reacciones del cerebro humano. Ni los avances científicos, de medición, ni el avance de la psicología humana y social. Como hoy existen, más las cámaras en todas partes, los drones, el robo de datos, las herramientas de medición de respuestas emocionales de alta gama, no dude el lector que la medición mental que realiza el sistema, le entrega en bandeja lo que usted piensa, lo peor, lo que usted siente, es así como lo manipulan, es así como sale elegido un Trump, un Bolsonaro, y cualquiera que cuente con los medios de manipulación cerebral que hoy existen, el sistema los usa a discreción, y con tales mediciones bastante exactas, logran incidir en su comportamiento, en su voto, en sus miedos, y en sus aspiraciones. Lo que hoy vivimos es una mezcla entre lo que plantea Orwel en “1984”, y lo que plantea Huxley en “Un mundo feliz”.