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Un muñeco llamado Juan Guaidó.

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No existe incertidumbre alguna respecto a lo de Venezuela, todo lo contrario. Desde un sector avalado por EE.UU (Estado Empresarial Usufructuario y Ulceroso) han estado ideando planes para derrocar el proceso democrático que ha ocurrido en Venezuela desde hace rato.
De la misma manera en que Hollywood derrotó a la Unión Soviética, con esa misma triquiñuela intentan lo mismo contra el pueblo venezolano. Demonizar al enemigo para después demonizar a todo aquel que se resista a los designios del mercado bursátil, que ya ha perdido bastantes ganancias por culpa e insistencia de mestizos que insisten en que los recursos naturales de un país sean para engrandecer ese mismo país y no a buitres de todas las layas y cuentas bancarias que exudan sangre obrera en sus cuentas escondidas.

Que Juan Guaidó se auto-proclame presidente interino de Venezuela es realmente vergonzoso, toda vez que se comporta, tanto él, como su camarilla, como fifiriches déspotas manejados por un rey o patrón que no quiere reconocer a un libertador y quiere instalar por la fuerza a uno de sus peoncillos desechables. Hemos retrocedido 500 años de historia cívica al presenciar, la aberración de auto proclamarse esto o lo otro. En América tenemos varios ejemplos de megalómanos con ínfulas de poder y obviamente, envalentonados por el veneno y las balas que los empresarios surten para las jaurías que buscan asesinar lo que sea, para generar un clima apocalíptico, donde ellos, justamente los que me promueven historias truculentas, serán los mismos salvadores.

Maduro quizás podrá ser el nuevo Muammadar Gadaffi si el pueblo no decide levantarse en armas en contra de los traidores, esquiroles, indecisos y zánganos que azuzan a través de los medios de comunicación maniatados por las corporaciones que lloran lágrimas de petróleo cada vez que saben que Maduro no se rinde.

Ni a Juan Guaidó, ni a las corporaciones internacionales le importa el pueblo de Venezuela. Van detrás de sus recursos, lo demás soflamas como rosas al viento.
En Chile, aparte del presidente que definitivamente muestra señales bastante claras de haber padecido un derrame cerebral o esté experimentado uno, al arroparse la opinión de todo un país, reconociendo a un marioneta.

Los senadores, los diputados chilenos deberían levantar una señal de protesta en contra de este tipo de robo descarado de la democracia en Venezuela. Esto es un “portonazo” vulgar. Suplantación de identidad, mal uso de instrumento público, dentro de un largo etecétera.
Ciertas bancadas no deberían tener tanto miedo de opinar libre y francamente. Jamás les pasó nada, no se explica tanto miedo a la derecha, y si así fuese, que ocurrieran problemas físicos contra ellos, tranquilos, que aquí en Chile hay bastante jóvenes que saldrán a defenderles lo poca y nada que les queda de dignidad.
Logran sacar a Maduro, con sabotajes, infamias y calumnias, así mismo como lo hicieron contra Salvador Allende, después de tantos años y con todos los avances que tienen en contra de gentes humildes, podrán sacar o poner a quienes quieran.
Hay que detener el fascismo, el egoísmo de algunos que solamente buscan oro o gas y de democracia, jamás han respetado nada que no les favorezca.

Andrés Bianque Squadracci.

"Víctor Jara, nunca podrán borrar tu legado" 

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