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“Se viene el hambre que no entiende discursos, ni soflamas.
El hambre que todo lo confiesa, que todo lo desenmascara. El hambre implacable”
La crisis saniataria y social derivada de la pandemia del Covid-19, ha puesto en evidencia más que nunca, las falacias de un modelo exitista que solo reproduce la pobreza y las desigualdades. Tambien devela la incapacidad del poder político, la avaricia del poder económico y la morbosidad de los medios del empresariado para hacer de la miseria de la gente, un show. De eso trata “Se viene el hambre”, música, imágenes y letras punzantes para el orden impuesto en estos días.
Texto y voz: Andrés Bianque Squadracci. Edición y montaje OPAL TV

“Se viene el hambre“
Cólico de canibalismo económico invita.
Se viene el hambre y su catálogo de músculos agarrotados.
Arrastrándose por entre las comisuras de las ranchas y las plazas.
Se viene el hambre que no entiende discursos, ni soflamas.
El hambre que todo lo confiesa, que todo lo desenmascara. El hambre implacable.
Calles con voz de kiltros recitan poemas en llamas.
Arden las ánimas de perras envenenadas en contra de los bordes estructurales.
Se viene el hambre y su himno de insomnios y náuseas.
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Costillas a la intemperie. Manos paupérrimas pernoctando.
Abuelos famélicos adosados a las ventanas.
Carestía, cesantía y crímenes en ciernes. Las ojeras son banderas.
Cumbia de cartílagos, tangos tísicos, cuecas de caldo aguachento.
Vibra el régimen su cadencia de cadáveres en cadalsos.
Las cadenas alimenticias también encadenan.
Satura la epidemia de epístolas inservibles. La úlcera de usureros y su agenda de anemias salariales. Los capataces en su cacería de cacerolas organizadas.
Paro de proteínas en la periferia, cuaresma de calorías en las casas.
Raspando las ollas y los señores raspando las espaldas lastimadas
Sólo el Pueblo ayuda al Pueblo.
Las ollas son tambores de combate, no se callan ni se llenan con mordazas.
Los sartenes son escudos y salvan los ojos. Las sartenes son ataque y salvan ojos.
Asamblea de harina y madres de marraquetas altivas se levantan.
Ensamble de papas y padres cesantes, se organizan.
La coordinadora del cilantro combativo, presente. Habrá que salir a repartir pollos o batas.
Se viene el hambre que ni el veneno del azúcar calma.
Viandas de vísceras vacías lloran sus escamas metálicas.
Promesas en escabeche navegan los canales televisivos.
Disminuyen las tallas y las raciones, aumentan las depresiones y los suicidios.
Aumenta todo tipo de abuso, calco del modelo impuesto.
El hambre descalcifica críos en las esquinas, va soplando sus fémures vacíos.
No hay peor virus que el egoísmo. Cocina popular contra el carnicero empresarial.