No es novedad para nadie que la asignatura llamada Investigación y Ciencia está al debe en nuestro país. Desde hace muchos años que los recursos y el financiamiento principalmente para iniciar postgrados vinculados a la investigación científica cuentan una azarosa historia, sistemáticamente invisibilizada y en muchos casos con finales complejos. Un dato, el promedio de inversión en ciencia y tecnología de los países de la OCDE es del 2.5% anual del PIB, y en Chile no alcanza al 1%. Dato duro que deja desde ya, fuera de juego al Estado Chileno en este ámbito.
En enero de este año el gobierno anunciaba con bombos y platillos el cambio de nombre de la Comisión Nacional de Investigación científica y tecnológica (CONICYT), por una nueva nomenclatura llamada, Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID). Su directora, aseguraba una nueva gestión hacia afuera, la continuidad de las becas y recursos para el complejo sistema de investigación y becas que se hace estrecho y reducido en Chile. En Abril, la diputada Camila Flores propone la suspensión de Becas Chile para destinar las ayudas a la clase media y Pymes. Finalmente en mayo de este año, se anunciaba lo que todos temíamos, la suspensión de becas y ayudas para el año 2021. Las alarmas sonaron entre los becarios chilenos que aceptados en posgrados en prestigiosas universidades de renombre mundial, veían truncadas sus legitimas aspiraciones de ser mejores profesionales y aportar desde la ciencia a un Chile más justo. En este contexto, los becarios que cursan en el extranjero quedaron naturalmente a la expectativa del gobierno y sus nuevos anuncios.
En este desolado panorama en que el Gobierno da carpetazos , tras carpetazos , sin que algún honorable se digne a decir algo o esbozar una defensa de un bien estratégico para el país como es el conocimiento científico, manoseado hasta el hartazgo por la clase política en aras del tan ansiado desarrollo del país, hoy solo se ve a un puñado de becarios en el extranjero, muchos de ellos con carreras brillantes, intentando flotar económicamente, ante los embates de sucesivos anuncios del gobierno, uno más nefasto que el otro. La pregunta que naturalmente como ciudadano se hace es: ¿realmente nuestra elite gobernante quiere el desarrollo en ciencia y tecnología del país o sólo recortar en el presupuesto con la excusa de la pandemia?.

Ciencia y Pandemia.
Nuestro modelo de desarrollo de investigación está en pañales, y la actual pandemia develó este hecho. Los centros investigación cuentan con pocos recursos, y los becarios nacionales que emprenden la épica carrera de abrazar una especialización en el extranjero durante años para empaparse sistemas desarrollados de investigación, no tienen un seguimiento al retorno, y en el mejor de los casos deben volver a salir del país, en busca de mejores horizontes. Esa antigua frase repetida del siglo XX; “fuga de cerebros” es una realidad hoy.
Todos los días somos bombardeados por los medios de comunicación, con la noticia del descubrimiento de una vacuna que cure definitivamente el COVID 19. Pues bien, Chile está a distancias siderales de adquirir la tecnología para crear esta vacuna simplemente porque nunca existió un plan estratégico plausible destinado a implementar sistemas sofisticados de investigación. Se ha recortado el presupuesto, muy a la chilena, y no se piensa en la reanudación de programas que apunten a ese objetivo. No hay una visión estratégica de mediano plazo en este sentido por parte del estado Chileno que banaliza y ve las becas y desarrollo tecnológico como un gasto suntuario, son algo prescindible, descartable, y el estado chileno simplemente burocratiza este “servicio “para fines políticos sin mayores pretensiones. La frase recurrente es: estamos a años luz de un desarrollo tecnológico integral, no hay plata para eso, frase repetida a lo largo del siglo XXI como una letanía conveniente, inmóvil de consuelo. No hay conciencia que en el mundo actual la tecnología y su corolario asociado al desarrollo de investigación, es un bien de seguridad nacional. La visión es de un estado decimonónico más inclinado al armamentismo y la seguridad nacional y se limita a las esferas castrenses, dejando en la práctica este flanco fuera de juego. Poco se entiende entonces en este contexto, la investigación y la capacitación de una masa crítica de profesionales destinados a generar nuevos conocimientos y soluciones en el país, con el objetivo de prepararse para desafíos a los que el mundo se enfrenta en este siglo. El privilegio sigue siendo la lógica mercantilista añeja, ya obsoleta en esferas sofisticadas, con su versión suavizada de “La buena gestión” para manejar la ciencia y tecnología.
Becarios al banquillo
Básicamente hay dos vías para obtener becas de posgrado en Chile. Una es mediante las organizaciones y países que tienen convenios internacionales vigentes con Chile, para eso la AGCID administra este capítulo desde hace ya treinta años. La otra vía y quizá la más “onerosa” para el estado chileno, es otorgar becas a ciudadanos chilenos( Becas Chile) con serias ínfulas de suprimir del todo con la nueva-antigua agencia que bajo un eufemismo, cambia de nombre para encaminarse a una organización destinada a la gestión. Es decir, jibarizar aun más el andamiaje de los recursos a fin de utilizarlos en otras aéreas, a juicio de “supuestos especialistas” al servicio del estado en aéreas prioritarias.
¿Y los becarios?, pues bien, jamón del sándwich, a nadie parece importarle su destino. El ministerio piensa hoy en prolongar el pago de los estipendios por seis meses a modo de escena final y cierre de telón, después los becarios quedarían a su suerte. Se ha sugerido que la nueva orden dice relación con el autofinanciamiento de becas de investigación y posgrados y deben buscarse en otros medios de financiamientos. Ya el preludio de la autogestión en materia científica, retiro definitivo de dineros estatales, el estado tiene otros problemas que atender, se argumenta. Varados en el extranjero, muchos asumirán problemas de visa, permisos y seguros médicos que caducan, pero a quien le importa eso, menos al estado chileno que sacando una solución conocida de la chistera, no le interesa; endeudarse con la banca.
OPAL en la plataforma de videos Odysee
Recordé una historia enterrada en el siglo XVIII, en la cual Carl Friedrich Gauss becado por el duque de Brunswick., y en una de sus frases dice “La dignidad de la ciencia misma parece exigir que todos los medios sean explorados para que la solución de un problema se dé en forma elegante y célebre.”
Por Ewald Meyer
Foto Portada Red Investigadoras