“Correos del Minsal o el Watergate de Piñera”

A comienzos de la década de 1970 ocurrió un caso de robo de documentos y escucha telefónica ilegal en la sede del Comité Central del Partido Demócrata, y el proceso de investigación de un simple caso de hurto concluyó con el intento del gobierno de Nixon de encubrir a los responsables. Tras varias batallas legales que llegaron a la Corte Suprema, el presidente se vio obligado a entregar unas grabaciones realizadas en La Casa Blanca, que revelaban su responsabilidad en el encubrimiento. Debido a ello, Nixon renunció en Agosto de 1974, antes de comparecer ante el Congreso y enfrentar un impeachmeant. Pero antes, el presidente se resistió a colaborar en el caso, intentó desacreditar a los fiscales y trató de proteger a sus hombres de confiaza, sin embargo, sus intentos fueron tan burdos que, uno a uno, fue cayendo su grupo de cómplices. Cabe recordar que sin la investigación realizada por algunos tenaces periodistas, este caso de espionaje y abuso de poder habría quedado impune.

Todo lo anterior nos recuerda el prontuario de Sebastián Piñera, que está salpicado de situaciones similares: el robo al Banco de Talca, el caso Chispas, el espionaje de la radio Kioto, el caso LAN, entre otros, de los que ha logrado zafar o solo ha debido pagado una pequeña multa por cometer actos que lindan con lo delictual. Hoy en día, vuelve a estar en el ojo del huracán por sus intentos para evitar entregar información del Minsal del periodo en que lo encabezó Jaime Mañalich. La Fiscalía busca determinar eventuales responsabilidades penales de las autoridades en sus decisiones para enfrentar la pandemia, pero la defensa del ex ministro y de Piñera se escudan, entre otras cosas, que en los correos institucionales habría infomación clasificada, como decisiones “respecto del uso de efectivos y recursos militares y policiales, lo que evidentemente sería materia de específica importacia para la Defensa Nacional”. Enrique Paris, el actual ministro señala que la Fiscalía “ha entorpecido la actuación del Minsal porque la información requerida afecta la Seguridad Nacional y, por otra parte, si le solicitan fichas clínicas de algún enfermo, eso estaría contraviniendo la ley de derechos y deberes del paciente ”, mientras tanto, la defensa de Piñera, Mañalich y de los subsecretarios Daza y Zúñiga le pide a la Corte Suprema desestimar la incautación de correos eletrónicos del Minsal. ¡¡O sea, los eventuales imputados presentan exigencias a la propia Corte!! ¿Qué esconde el Presidente? ¿Por qué obstruye la labor de la Justicia? ¿Piñera y sus amigos empresarios lucraron con la pandemia? ¿Ocultan evidencias de eventual dolo o negligencia? ¿Manipularon las estadisticas de fallecidos? Y la principal pregunta es: ¿Estas órdenes provinieron directamente del presidente?

Como si ya no hubiera hecho suficiente daño a nuestra alicaída Democracia, ahora Piñera se permite obstruir los procesos judiciales, interfiriendo directamente en la independencia de otro poder del Estado.

Hace años que Chile viene arrastrando una crisis de confianza en sus autoridades e instituciones, pero el actual gobierno ha hecho más que cualquier otro para profundizar ese desprestigio. Las constantes criticas del Ejecutivo a la Contraloría y al Ministerio Püblico, y ahora su negativa a acatar el mandato de la Corte Suprema han superado cualquier límite. No comprenden (y, al parecer, no les importa) que la legitimidad de una Democracia reside, principalmente, en su disposición y capacidad para limitar el poder, es decir, de consolidarse como garantía de preservación del Estado de derecho a través de la division y distribución del poder. Si cualquier poder Ejecutivo esquiva someterse al control institucional, es porque estamos entonces, ante una Democracia de papel. La gran diferencia del Watergate norteamericano con el chileno fue su desenlace: al final, Nixon tuvo la decencia de dimitir, y así, al poco tiempo, las instituciones y la presidencia de Estados Unidos pudieron recobrar su legitimidad.. Dudo que Piñera sea capaz de realizar un acto semejante.

Por : Cristián Martínez Arriagada, Cientista político