Bolivia

Triunfo del MAS en Bolivia: “Lecciones para Chile”

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El 10 de noviembre de 2019, tras unas elecciones supuestamente manipuladas, donde Evo Morales pretendía relegirse por tercera vez, éste debió renunciar a la presidencia de Bolivia. Para muchos era el fin de un ciclo politico (2005-2019), y también el fin del propio Movimiento Al Socialismo (MAS). El país quedó a cargo de la segunda vicepresidenta del Senado, Jeanine Añez, una mujer con mucha ambición de poder, pero de pocas luces, quien intentó vanamente borrar todo rastro del regimen anterior, y en vez de gestionar un gobierno de transición, pretendió, sin mucha fortuna, extender su gobierno internino e instalarse como “la figura” de la dereha boliviana, sin contar con el apoyo de las otras fuerzas. Su corto periodo en el poder dejará un triste legado de casos de corrupción y de sistemáticas violaciones a los DD.HH., en particular, contra pueblos indígenas y simpatizantes de Morales.

La porfía de Añez por pretender ser presidenta debilitó la posibilidad que se consolidaran otros candidatos. Fue así como el ultraderechista Luis Fernando Camacho, no logró posicionarse más allá de Santa Cruz, y el ya histórico politico de centroderecha Carlos Mesa, tampoco pudo contra el heredero de Evo, a pesar de que el MAS debió hacer campaña desde el extranjero. Es que, pese a todos los errores cometidos durante el largo periodo de gobierno de Morales, hay algo que el pueblo boliviano no olvida, que para gran parte de la población, su llegada al Palacio Quemado significó por primera vez su reconocimiento en dignidad y derechos, convirtiendo a Bolivia en un Estado plurinacional.

El triunfo de Luis Arce (53%) demuestra que el MAS es capaz de proyectarse más allá del personalismo y liderazgo de Morales. Por otra parte, el propio Arce tiene mucho mérito por los logros económicos de esos años, pues encabezó el ministerio de Economía durante gran parte de ese periodo, logrando que la pobreza extrema disminuyera de 38% a 12,9%. Mientras buena parte de América Latina aplicaba las recetas neoliberales y, con suerte crecía entre el 1 y 2%, Bolivia, con sus políticas sui géneris o de “socialismo del siglo XXI”, lo hacía al 5%. Este positivo balance económico significó, entre otras cosas, el surgimiento de una incipiente, pero pujante clase media, especialmente en las grandes ciudades. Cuando el gobierno del MAS nacionalizó los hidrocarburos, todos dijeron que habría un efecto perverso que afectaría las inversiones en el país, sin embargo, fue lo contrario, y las inversions extranjeras continuaron fluyendo. En Chile, en cambio, desde la dictadura se le dio el monopolio de la explotación de minerales no metálicos a una sola empresa y a una sola persona: SQM y Ponce Lerou, quien no solo ha evadido millonarios impuestos en forma obscena, sino que ha prostituido a toda la clase política durante décadas. Sería bueno poder recobrar esa riqueza para el bien de toda la nación.

Lo que nos demuestra el triunfo del MAS, es que, a pesar de la fortaleza de los sectores más reaccionarios, la unidad del progresismo detrás de un solo candidato fue capaz de derrotarlos, y que la irrupción de nuevos liderazgos es necesario para renovar los proyectos politicos y motivar al electorado. También muestra lo importante que resulta para una comunidad política incorporar a toda su población en el debate politico, esto incluye, obviamente, a los pueblos originarios. Lamentablemente, vemos cómo en Chile aquello aun no resulta de sentido común, especialmente para ChileVamos, quienes ven a los indígenas como ciudadanos de segunda clase, y se siguen oponiendo a los escaños reservados para la futura Convenión Constitucional.

Luego del triunfo, el presidente electo boliviano señaló: “Creo que fuimos la única candidatura que garantiza la seguridad de los más humildes, los indígenas, los campesinos, los sectores más empobrecidos, defendiendo sus intereses”. Desde el retorno de la Democracia, nunca he escuchado a ningún presidente chileno decir algo semejante…Quizás sea tiempo de votar por alguien que si represente a los más humildes. Son cosas que podemos aprender del proceso boliviano.

Cristián Martínez Arriagada, Cientista Político

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