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El derecho que tenemos los seres humanos de conservar nuestros cuerpos y cuerpas con buena salud, pasa a ser objeto de la propia acción del Estado. Es a partir de entonces que nuestra salud se convierte en un gasto y se integra en las grande partidas del presupuesto Estatal. La salud se transforma, como cada vez lo vemos con mayor rigor, en una mercancia y desencadena una verdadera lucha política. Desde entonces nuestros cuerpos y cuerpas son objetivos principales de la intervención del Estado. Surge, lo que el francés Michel Doria Foucault (1926- 1984)denominó premonitoriamente como “somatocracia”(1) , es decir una abierta intervención del Estado en la Salud. Se despliegan a su vez, los antibióticos y otros productos, como sistemas de seguridad social, y es en este vertiginoso momento donde se produce una mutación política, económica, social, jurídica y cultural, agregamos, de la medicina. Se traduce asi en cierto sentido la medicina social. Foucault nos advertía en su magna obra “Estrategias de poder” traducida al castellano en 1999. (*) ” La medicina fue siempre social, y lo que no existe es la medicina no social, la medicina individualista, clínica, del coloquio singular, que fue mas bien un mito con el que se justificó y defendió una determinada práctica social de la medicina: el ejercicio privado de la profesión.”
Una especie de despliegue sanitario del mundo desarrollado anglosajón y europeo, comenzó a surgir y estuvo acompañado de un desbloqueo técnico y epistemológico de gran importancia en la medicina y en toda una serie de prácticas sociales. Por otra parte la medicina, también, es un foco de atracción hacia la muerte. La medicina mata, escribia Foucault, naufraga por corrientes de profunda ignorancia, transita por esos instantes donde no era una verdadera ciencia, sino un conjunto de conocimientos, condición que debieramos considerar con sabiduría en estos tiempos de Pandemia. La nocividad de la medicina a la que se refería el francés en su tiempo, era directamente proporcional a su no cientificidad.
Fue a partir del pasado siglo XX cuando la medicina se transforma en peligrosidad y no por su ignorancia o falsedad, sino en cuanto a la razón de su saber. Lo medular aquí es lo que hoy sentimos, el no saber a ciencia cierta donde conducirán las manipulaciones genéticas efectuadas sobre el material (genético) de celulas vivas o las construcciones de armas biológicas, las pandemias virales, etc. Se trataría pues de intervenciones humanas que coinciden y que debiéramos incluir en el Antropoceno (2).

La intuición,, nos advierte ya desde hace tiempo de ese rígido mundo científico donde muy pocxs, o no los suficientes, se atreven a interpelar y menos a cuestionar desde zonas de confort cuando se está , como hoy algunxs en poseción de una credencial médica enfrentando de igual a igual la vida, la política y la ética desde la naturaleza.
Siguiendo, el riesgo médico es un vínculo dificil de romper entre los efectos positivos y negativos de la medicina vinculada hoy más que nunca al poder dando nacimiento a la biopolítica (3). Hoy en dia, como sabemos, la medicina es una herramienta que está dotada de un poder omnímodo y como tal autoritario transformado hoy por el Estado, en momentos arrebatados a la política contimgente con funciones normalizadoras que trascienden con mucho la existencia de enfermedades, una gran cantidad de ellas nuevas, y las demandas de los enfermos. Un tema sin duda que amerita de manera urgente un abordamiento desde la investigacón militante junto a una epistemología convergente.
La autoridad médica es una autoridad social, en momentos, que interpela al poder político capitalista neoliberal actual, en cuanto mediante sugerencias a adoptar decisiones relativas . Mediáticamente percibimos con mayor o menor dificultad lo que sucede hoy en dia, desde una megalópolis, una ciudad, un barrio, una comunidad, una institución hasta un reglamento. Foucault por otra parte, plantea que la medicina entronca con la economía por otra via; “No solamente porque es capaz de reproducir la fuerza de trabajo, sino porque también puede producir directamente riqueza en la medida en que la salud representa una necesidad para una gran mayoría y un lujo para otrxs.
La salud, convertida en un objeto de consumo, adquiere importancia económica y se introduce el mercado. De este modo la agresión a nuestros cuerpos y cuerpas ha sido binaria al ser introducidos estos en el mercado, a través del salario, al vender nuestra fuerza de trabajo y más tarde por mediación de la salud.
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Como colofón expresamos que, a partir del momento en que nuestros cuerpos y cuerpas entran en el mercado, mediante el consumo de salud, y particularmente en este periodo aciago y limitante de pándemia, que ha implicado toda una confluencia de mediaciones y posteriormente represiones entre nosotrxs, seres biosicosociales (4) los Estados, llegan a fortalecer el sindrome de represiones multiples.En este comienzo de la tercera década del siglo XXI, estas ultimas se vienen a sumar a la falta de trabajo digno, racismo, clasismo, machismo, exclusiónes diversas y zonas de sacrificio, por mencionar solo algunas. Toda una tarea urgente de abordar desde el punto de vista teórico de la investigación militante y contra el capitalismo académico junto a la bien sabida, y callejeramente demostrada práctica política vigente, como lo vemos en el Chile de hoy, que va craquelando inexorablemente desde el 18- O -2019 al neoliberalismo vigente en el país desde la mismísima naturaleza con la organización social comunitaria, a niveles territoriales ecositémicos.
El virus que hoy nos interpela a todxs ha venido, sin duda alguna, a poner en cuestión nuestro actual modelo de civilización. Una cosa si está clara, este microrganismo que hoy nos acompaña a todxs podemos afirmar con certeza que su presencia no se debe a causa de todxs.
Queda ahora el comprender y sanar el régimen de relaciones sociales que nos está enfermando, considerada pandemia por algunos cientificos y por algunos otros, una sintomatología del Capitaloceno.(5).
Por Alfonso Madrid Echeverría, Investigador militante, antropólogo y psicólogo social. Director de la Escuela de Psicología Social Chile
Notas:
1.- Somatocracia: regimen cuya finalidad es la intervención estatal sobre el cuidado del cuerpo y el establecimiento de la normalidad
2.- Antropoceno: época en la que las actividades de los seres humanos empezaron a a provocar cambios bioogicos y geofísicos a escala planetaria
3.- Biopolítica: neologismo utilizado por Michel Foucault para identificar una forma de ejercer el poder no sobre los territorios, sino sobre la vida de los seres humanos y sus poblaciónes. Este tipo de poder es denominado biopoder
4.- Biopsicosocial: modelo o enfoque participativo de salud y enfermedad que postula que el factor biológico, el psicológico y los factores sociales, desempeñan un papel significativo de la actividad humana en el contexto de una enfermedad o discapacidad.
5.- Capitaloceno: concepto que surge como una crítica de la noción de Antropoceno, al considerar que la acción humana siempre está atravesada por relaciones políticas y económicas de poder y desigualdades en el contexto del capitalismo planetario.
# Estrategias de poder. Buenos Aires, Editorial Paidós 1999