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EROS ESTÁ DE MUERTE Y THANATOS ESTÁ DE FIESTA

La muerte no pide permiso para entrar a la fiesta. En éste caso entró disfrazada de murciélago, revolotea por el mundo y se regocija en el festín neoliberal y todos los demonios que éste festín representa, de abusos inconmesurables de las elites contra el pueblo.

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La muerte no pide permiso para entrar a la fiesta. En éste caso entró disfrazada de murciélago, revolotea por el mundo y se regocija en el festín neoliberal y todos los demonios que éste festín representa, de abusos inconmesurables de las elites contra el pueblo, sostenidas en el poder de los grandes banqueros, las multinacionales, los petroleros y mineros, las guerras, el odio, los dogmas, que pasaron gradualmente de cuestionables a desagradables a completamente nauseabundos.

El filósofo Herbert Marcuse, escribe “Eros y Civilización”. En éste libro, Marcuse asevera que: “El Eros incontrolado es tan fatal como su mortal contrapartida: el instinto de la muerte (Thanatos). Eros y Civilización parte de la tesis sustentada por Freud -particularmente en El malestar de la cultura- de que la civilización necesita una rígida restricción del “principio del placer”. Pero a la luz de la propia teoría freudiana, y basándose en las posibilidades de la civilización llegada a madurez, Herbert Marcuse aduce que la existencia misma de ésta depende de la abolición gradual de todo lo que constriña las tendencias instintivas del hombre, del fortalecimiento de los instintos rivales y de las liberaciones del poder constructivo de Eros. “Eros y civilización, no nos saca de la utopía. Utopía de una civilización no represiva, de una sexualidad transformada en Eros creador. El asunto que quizá en último término Herbert Marcuse plantea, es el de que, no obstante ser las utopías imposibles, no nos resulta fácil imaginar el mundo sin esta su peculiar clase de imposibilidad.”

Sin entrar en mayores profundidades, cito a Marcuse, dado que Eros es vida, es “creador”. Esto lo ha entendido el sistema en forma completamente errónea, transformando a Eros como la base de su manipulación, y construyendo sobre el erotismo un castillo de naipes, muy sólido, pero que ahora se cae a pedazos, entre otras cosas, la sexualización desenfrenada presentada en prácticamente todas las áreas del sistema, sostenida en un machismo acérrimo, que responde a una sociedad patriarcal, viciada y en gran parte culpable de las grandes calamidades del mundo, guerras, abusos de todo tipo, monumentos fálicos, reales y simbólicos, y claro, la peste, que representa el beso de la muerte.

Dicen que las Mineras “mueven montañas”, pero también mueven a gobiernos autodeclarados como ecologistas, mueven a los medios que lavan su imagen, a las corporaciones “culturales” que “entretienen” con cuanta exposición, concierto u obra de teatro, disfrazando el terrorismo empresarial que cotidianamente destruye lo poco que va quedando. Lo que no se mueve, es un pueblo adormecido por la droga mediática y enfermo de individualismo....Por Cefiro Humor Gráfico

 

Thanatos nos visita y desea llevarnos, mejor dicho nos lleva, antes que a la muerte, al terror, al miedo, a una lujuria de inseguridad, y finalmente a su reino. Thanatos es la sociedad actual, afectada por un virus letal, que no han podido controlar, pero a la vez usan para mantener al pueblo encerrado, asustado, inseguro, aterrado, empobrecido.

Como sabemos, la muerte produce mucho dinero, poder y manipulación. Hoy el sistema ya no es más Eros (la vida), es Thanatos (la muerte). Han creado un virus mortal que asola al mundo, o bien los murciélagos nos han regalado ésta peste, sea como sea da casi igual, la recomendación o presagio de Henry Kissinguer se cumplen, en una conversación con Richard Nixon (años 70’), le comentaba: “para unos treinta o cuarenta años más más, debemos tener 50 millones de estómagos vacíos menos en el mundo” (conversación desclasificada por la CIA). Se refería con “estómagos vacíos” a la gente más pobre y vulnerable del mundo, y bueno, se ha ido cumpliendo, en la Guerra de Viet Nam, murieron algo más de 200 mil soldados norteamericanos, y 5 millones de vietnamitas. En África mueren niños todos los días. Ahora cualquiera puede morir (no necesita ser niño africano o combatiente vietnamita), es algo así como una guerra bacteriológica de los poderosos contra el mundo. Acompañada de miedo, inseguridad, suicidios, enfermedades mentales, y tantas cosas más que satisfacen a Thanatos, o la pulsión de la muerte.

La pulsión de muerte o Thanatos es un concepto desarrollado por Sigmund Freud, que nace en contraposición de la pulsión de vida o Eros y que se define como el impulso inconsciente y generador de excitación orgánica (es decir una pulsión) que aparece como la búsqueda del ser de retornar al reposo absoluto de la no-existencia. Se podría considerar como el impulso que busca la propia muerte y desaparición.

Mientras que el Eros busca unir y conservar la vida, además de satisfacer la libido, Thanatos busca satisfacer los impulsos agresivos y destructivos, teniendo por objetivo la desunión de la materia y la devolución al estado inorgánico. Este impulso aparece a menudo en forma de agresividad hacia los demás o hacia uno mismo, tanto si se da de manera directa como indirecta. Asimismo mientras Eros es una fuerza que genera dinamismo Thanatos se caracteriza por generar retirada y búsqueda de reposo.

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Thanatos no se guía por el principio de placer, como Eros, sino por el principio del Nirvana: se busca la disolución, el reducir y eliminar la excitación no para encontrar placer en la solución de conflictos que permiten la supervivencia y la resolución de conflictos sino para hallarlo en la disolución y la vuelta a la nada.

Resulta curioso, según reza el principio de ésta artículo: “La muerte no pide permiso para entrar a la fiesta, en éste caso entró disfrazada de murciélago”, es decir como Thanatos, y no como Eros-vida. ¿Entonces por qué un bicho tan repugnante también representa a Eros, es decir la vida, la fertilidad? La respuesta es simple, la importancia de los murciélagos en el ecosistema es principalmente su alimentación, ya que cada noche pueden consumir toneladas de insectos que se convertirían en plagas que atacarían los cultivos.Si no existieran los murciélagos y se suman los millones que existen, esta cifra alcanzaría miles de toneladas de insectos al año dañinos para la agricultura. 

Por otra parte, algunos murciélagos se alimentan de frutos y dispersan las semillas, lo cual ayuda a regenerar y dar vida a los ecosistemas. Otros se alimentan de néctar y polen favoreciendo la reproducción cruzada entre las plantas y de esta manera amplían la diversidad genética de las mismas, lo cual las hace menos vulnerables a problemas ambientales. Sin los murciélagos no podría existir la polinización de los guineos, plátanos y papaya, entre muchas otras frutas de importancia para el ser humano y animales. Y si no dispersan semillas de árboles en los bosques, se vería afectada considerablemente la conservación de la vegetación natural.Como asimismo, la propia existencia humana.

Es cierto ellos son Eros y Thanatos a la vez, dado que además producen muchas enfermedades en los humanos, desde la rabia a otras muy poderosas, como el Covid 19, o Coronavirus (según los chinos).

El caso es que nosotros, la raza humana, nos parecemos mucho a los murciélagos, somos Eros y Thanatos a la vez, nos paseamos entre la vida y la muerte, entre la vida, y la búsqueda de su conservación, y la muerte, como el principio del Nirvana, como la disolución y la vuelta a la nada. Es una danza eterna que da lugar, a veces, a una fiesta fúnebre e impredecible.

Por Cristian León, Doctor en Comunicación Estratégica

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