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“El Mito de la Clase Media”

Los impresionantes índices macroeconómicos de Chile ocultaron por años los altos niveles de deuda del chileno común, el que tiene que luchar para pagar la salud, la educación y los servicios básicos. Los problemas financieros han creado una puerta giratoria para familias de clase media baja que rondan la línea de la pobreza.

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Posiblemente la sociedad chilena está viviendo sus días más aciagos desde la crisis económica de 1982. Esta vez es producto de la pandemia, pero especialmente debido a la mezquindad del gobierno, que solo ha ofrecido una miserable ayuda a cuentagotas, y evita por todos los medios que ésta sea universal, pues iría contra uno de los principios básicos del neoliberalismo. Solo se ha abierto a entregar una ayuda focalizada, que, por lo general, llega mal y tarde. La Plutocracia que nos gobierna ni siquiera le permite a las personas rasguñarse con sus propias uñas, es decir recurrir a sus propios fondos de las AFPs, bajo el resquicio que aquello sería inconstitucional. Aunque, todos sabemos que el motivo real es porque tienen pavor de que sus empresas y negocios, donde están invertidos los fondos de todos los chilenos, queden descapitalizados.

Esta crisis también ha develado que se había construido un mito respecto del desarrollo económico. El famoso milagro de los Chicago Boys no llegó a todos, es más, sólo la elite logró beneficiarse, mientras el resto apena sobrevive o lo hace en base a la deuda. Esto último es lo que ha debido hacer la llamada “clase media”. Durante décadas, politicos y empresarios se ufanaban de las cifras macroeconómicas, que habíamos dejado en el pasado la pobreza, y que nuestro país era mayoritariamente de clase media (incluso Piñera tuvo la osadía definirse como tal) porque el mercado había logrado incorporar a las grandes masas vía la bancarización y la deuda. Pues bien, hoy, en el contexto de esta grave crisis sanitaria y la posterior ola de cesantía, nos percatamos que aquel milagro nunca existió.

Los impresionantes índices macroeconómicos de Chile ocultaron por años los altos niveles de deuda del chileno común, el que tiene que luchar para pagar la salud, la educación y los servicios básicos. Los problemas financieros han creado una puerta giratoria para familias de clase media baja que rondan la línea de la pobreza. Por otra parte, vemos que el 1% más rico de los chilenos controla alrededor del 33% de la riqueza, y los muy ricos, o sea el 0,1%, controlan el 19,5% de acuerdo al informe del PNUD de 2017. Por eso la OCDE clasifica a Chile como el país más desigual de todos sus Estados miembros.

Según la Encuesta Financiera de Hogares de 2017, realizada por el Banco Central, el hogar mediano tiene un nivel de deuda cercano a 5 veces su ingreso mensual, a su vez, el porcentaje de los ingresos mensuales dedicados a pagar intereses y amortizaciones de deudas es de un 25% para dicho hogar. Esto explicaría, en parte, las multitidinarias manifestaciones de octubre de 2019, pues sería esta clase media en permanente desprotección la que se hastió de que el Estado los dejara a su suerte. Son estas mismas personas a quienes durante tantos años se les vendió el sermón del mérito y el esfuerzo personal como mecanismo de movilidad social.

Para que no se piense que comento desde el prejuicio o con cifras inventadas, utilizo información de Libertad y Desarrollo publicada en El Mercurio:

“Respecto del total de hogares del país, la clase media baja representa el 42,5% y se lo ubica como el grupo más extenso de la población (…) lo mismo sucede con la población vulnerable, que de acuerdo con la medición de LyD, representa el 15,9% de los hogares. Así, en conjunto, el 58,4% de los hogares del país corre más peligro de retroceder socioeconómicamente ante un evento inesperado como la cesantía o una enfermedad.”

"Víctor Jara, nunca podrán borrar tu legado" 

(Fuente: El Mercurio B5, 24/11/2019)

El ultimo párrafo es muy revelador, pues señala que el gobierno y la clase empresarial tenían esta información disponible de su principal Think Tank mucho antes que ocurriera la pandemia, y ya no pueden decir que “no lo vieron venir”, simplemente actúan desde el egoísmo, dejando que la supuesta clase media, en la que se sostenía el modelo chileno, se salve sola, si es que puede, de este naufragio.

Por Cristián Martínez Arriagada, Cientista Político

Foto Portada Inquietud y conciencia

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