Blogs y opinión

“Jiles, el Síntoma”

El sistema político venía presentando grietas, tensiones, nudos sin resolver, que con el infame gobierno de Piñera quedaron más al descubierto. Entre los elementos más notorios de este malestar están la crisis de representatividad y de legitimidad, y es en esas instancias en que suelen emerger liderazgos polémicos, pero no por eso menos válidos.

Las plataformas de META y Google, invisibilizan o bloquean nuestros contenidos. Síguenos en Telegram

Mucho se habla en estos días del “Fenómeno de Pamela Jiles”, es tema obligado en programas de TV y entre políticos y analistas. Las encuestas la encumbran por las nubes, mismas encuestas que erraron tanto en el pasado, o que actúan para intereses politicos y económicos como la CEP y la CADEM. Otros la denostan por ser la vívida representación del Populismo, y al hacer este alcance ni siquiera se dan el trabajo de definir bien ese concepto. Primero habría que señalar que la diputada Jiles, más que un Fenómeno politico representa un Síntoma, síntoma respecto del estado de nuestro sistema político. Qué duda cabe que, desde hace un tiempo, antes incluso del Estallido Social, el sistema político venía presentando grietas, tensiones, nudos sin resolver, que con el infame gobierno de Piñera quedaron más al descubierto. Entre los elementos más notorios de este malestar están la crisis de representatividad y de legitimidad, y es en esas instancias en que suelen emerger liderazgos polémicos, pero no por eso menos válidos.

Basta remontarse a la crisis del Estado Oligárquico chileno a comienzos de la década del 20 del siglo XX. Mientras la clase política se desentendió totalmente de la miseria de la población, que se expresó en la Cuestión Social, emergió la figura de Arturo Alessandri, quien prometió acabar con los privilegios de los politicos, siendo él mismo parte de esa elite, y apelaba a su “querida chusma”. En Argentina, ese régimen oligárquico duró aún más, dejando a buena parte del pueblo lejos de los beneficios de la modernidad, tuvo que llegar un militar y su esposa para que lograran incorporarlos al sistema político. En este sentido, Pamela Jiles retoma muchos guiños de Eva Perón: donde la primera habla de sus “nietitos” la líder peronista se refería a sus seguidores como los “descamisados”, y tal como Evita, Jiles también suele atacar y vilipendiar a los partidos politicos. En los casos descritos, el populismo vino a enmendar un problema atávico, la incorporación a la política de vastos sectores excluídos históricamente. Sin embargo, el liderazgo de Jiles responde más bien al descontento de cierto sector ante promesas incumplidas del desarrollo chileno, y especialmente ante el desamparo en que quedaron por la coyuntura del desempleo y la pandemia.

La filósofa Hannah Arendt anteponía el Reino de la Necesidad al Reino de la Acción, es decir, para tener la libertad de actuar en la polis, y participar en política (la actividad más noble e importante) era requisito previo que estuvieran satisfechas las necesidades básicas del ser humano, de lo contrario no habría libertad de pensamiento ni de acción, y todas las energías estarían enfocadas en la mera supervivencia. Parece que esta es la tecla que pulsa la diputada Jiles, aprovechándose de la torpeza, egoismo y desidia del gobierno de Piñera al momento de apoyar a la población en esta crisis.

Dicen que las Mineras “mueven montañas”, pero también mueven a gobiernos autodeclarados como ecologistas, mueven a los medios que lavan su imagen, a las corporaciones “culturales” que “entretienen” con cuanta exposición, concierto u obra de teatro, disfrazando el terrorismo empresarial que cotidianamente destruye lo poco que va quedando. Lo que no se mueve, es un pueblo adormecido por la droga mediática y enfermo de individualismo....Por Cefiro Humor Gráfico

 

Nadie podría reprochar que, gracias a la campaña llevada por la diputada, muchísimas personas han logrado sortear estos oscuros tiempos sacando el dinero de sus propios fondos, aunque los primeros promotores de la idea hayan sido los diputados Bianchi y Mulet. Tampoco podría referirme a su modo de hacer política, después de todo, solo cambió el escenario televisivo por el hemiciclo. Lo que preocupa de la diputada Jiles es que, tal como ella misma anunció, se niega a ser catalogada en la clásica diada Izquierda-Derecha, sin embargo, cuando vemos cómo vota los proyectos de ley, por lo general, se ha alineado con la derecha. Ejemplo: Votó en contra de restablecer el voto obigatorio, votó en contra del uso personal de la cannabis, votó en contra de que candidatos independientes a la constituyente pudieran formar pactos entre ellos y/o con partidos, se abstuvo de dar locomoción gratis para el día de las elecciones, votó en contra de la paridad salarial entre hombres y mujeres, votó a favor de la acusación y destitución en contra de la Jueza Silvana Donoso, haciéndose eco del populismo penal. Peor aún, siendo la principal política del Partido Humanista, reconoció estar a favor de reponer la Pena de Muerte. Pese a esta gran contradicción, los “nietitos” le perdonan todo a su líder, pues, siguiendo a Arendt, habitan el Reino de la Necesidad, de la supervivencia.

Como señalé al comienzo, se equivocan quienes disparan contra Jiles como la culpable de la descomposición de la política, ella es solo un síntoma y qué bien que se manifieste. Lo peor sería invisibilizarla, es como si un médico se contentara con atacar la fiebre y no la enfermedad subyacente de un paciente. Nuetro problema de representatividad y legitimidad del sistema politico se va a jugar realmente en la Convención Constitucional y de allí debiera salir la solución, de lo contrario, en el futuro próximo, nos esperan populismos realmente serios.

Por Cristián Martínez Arriagada, Cientista Político

  • Un Estado paradojal
    Un Estado abandonado a los intereses de un grupo de privilegiados… no es un Estado. Es un feudo. Una paradoja es una afirmación contraria a la percepción común. Estado paradojal… no es un Estado. Es una boludez sin nombre.
  • Víctor Marillanca: Un socialista de verdad nos deja
    Víctor Marilllanca, Hijo de Batuco, un villorrio de la zona norte de la capital de Chile, debió huir en 1975 de los tormentos y persecución militar, que lo acusó de querer volar un polvorín después del golpe contra Allende. Fue gracias a unos amigos australianos que conoció en actividades universitarias de trabajos voluntarios en la zona, durante el gobierno de Allende, los que hicieron las gestiones para sacarlo secretamente rumbo a Australia. Marillanca de origen Mapuche, al partir no solo se llevó la herida abierta de tener que dejar su país y sus raíces, literalmente se llevó una más dolorosa y que se mantuvo abierta hasta el último de sus días, las torturas y los culatazos de los mercenarios golpistas, destrozaron una de sus piernas, que causaron una complicada herida de la que nunca pudo deshacerse.
  • El consenso y los falsos amigos de la democracia
    En su Editorial, el diario madrileño El País escribe: “Chile y los derechos irrenunciables: La ultraderecha no puede imponer una Constitución que no esté basada en el consenso con las demás fuerzas políticas.” Al diario El País se le olvidó que el Soberano en materia Constitucional no son los partidos sino el pueblo, la ciudadanía. En vez de dar consejos ramplones, El País debiese explicar porqué España aún no tiene gobierno, precisamente porque no existe el pinche consenso que le exige a los partidos chilenos. El País finge ignorar que la costra política parasitaria chilensis ya logró un consenso: el de redactar una Constitución trucha mediante un procedimiento no menos trucho. Lo que recomienda refrescar la memoria con una parida de antes de ayer…
  • Resistencia Mapuche reafirma lucha por recuperación territorial anticapitalista
    Las comunidades originarias Mapuche llevan siglos luchando contra un invasor que legalizó el despojo y el exterminio, criminalizando la justa demanda por el territorio ancestral. Hoy, en una nueva arremetida del estado chileno, en defensa de los intereses capitalistas, comunidades en resistencia reafirman el carácter político de sus luchas, por la recuperación del territorio, autonomía, y el respeto por la cultura originaria.
  • Historias de golpe
    El 23 de septiembre de 1973, la dictadura militar de Pinochet allanaba las inmediaciones del edificio de la Unctad, en el centro de la capital chilena, que los mercenarios de Washington ocuparon como “sede de gobierno”, después de bombardear el palacio presidencial “La Moneda”, renombrándolo posteriormente como “Diego Portales”, aludiendo a un personaje de la historia de Chile, conservador “Monopolista, sedicioso, demoledor”*.

Deja un comentario

× ¿Cómo puedo ayudarte?
A %d blogueros les gusta esto: