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Infamia: Acción malvada y vil
Escribe : LUCIO PAROT
“Se ha negado la posibilidad de basar el socialismo en argumentos científicos y demostrar que es necesario e inevitable desde el punto de vista de la concepción materialista de la historia; se ha refutado la miseria creciente, la proletarización y la exacerbación de las contradicciones capitalistas; se ha declarado carente de fundamento el concepto mismo de “objetivo final” y rechazado de plano la idea de la dictadura del proletariado; se ha denegado que haya oposición de principios entre el liberalismo y el socialismo; se ha rebatido la teoría de la lucha de clases, afirmando que es inaplicable a una sociedad estrictamente democrática, gobernada conforme a la voluntad de la mayoría, etc.”
Lenin: El Quehacer
ENTRE MALABARES Y CONTORSIONISMOS
Se podría decir, que nos restan muchas horas, días y hasta meses de circo de parte del bloque dominante. Sin embargo, no podemos esperar que tales espectáculos, se llenen de novedades y sorpresas por doquier. La imaginación y creatividad, en realidad no les da para tanto. Más entretenido sería un circo pobre, quizás porque el ingenio popular está al contrario del mediocre cerebro burgués, lleno de chispas y gracias cargadas de buenas ironías y tallas que sacan sonoras carcajadas. Las redes sociales, en estos días de campañas electorales, acompañadas de cuarentenas con fases de contagios extrañas, se han cubierto de mensajes que mayoritariamente confirman desde el humor y la chispa ácida de los populares, la crisis de representatividad y de legitimidad en que permanece la elite política.

Todo transcurre entre sectores que confiaron apuestas al proceso constituyente y sectores detractores de este proceso, que ven una vez más fraude y una tramposa ilusión de recuperación de la soberanía popular. En ambas posturas está, sin duda, una impronta política, pero ¿qué características tienen estos sellos políticos?
Lo que podemos y nos interesa decir, es que la coyuntura actual, está absolutamente mediatizada, además de las redes sociales, por toda la cadena gigante y poderosa de medios de comunicación, que obedecen a la mismas propiedades monopólicas dueñas de Chile. Como muchos países del mundo, la pandemia nos enfrenta a una particularidad: el control social y político, y en casos como el nuestro con el estado de excepción de catástrofe, que faculta desde el gobierno, a la clase dominante mantenernos a raya e impedir que su ilegitimidad y descrédito se haga más notorio y evidente, con las movilizaciones que ya comienzan a romper, por aquí y por allá, de nuevo los cercos legales que, so pretexto de la pandemia, han impuesto con una brutal represión convirtiendo al gobierno en una verdadera dictadura civil.
Cada hecho, cada movimiento social y político, cada expresión cultural irreverente, cada opinión y pensamiento crítico, o sea, cada asomo de protesta y descontento, está primero visto, oído e interpretado por una larga fila mecánica y disciplinada de periodistas y profesionales de la comunicación, que de modo rastrero ponen al día las cabezas de la elite política, para que ésta juegue sus cartas en contra de los trabajadores y el pueblo. No son precisamente el cerebro del sistema, aun así, pareciera que se han constituido en una suerte de cruzados, defensores a ultranza de los intereses patronales. No hay duda alguna, que la Concertación y después la Nueva Mayoría, pavimentaron el camino para que la “recuperación democrática” perdiera energía y las demandas políticas y sociales, que conformaron las plataformas más importantes de la lucha antidictatorial, terminaran sin respuestas y sustituidas por el olvido y la impunidad. Junto con ello, se preocuparon expresamente deque la superestructura ideológica del capitalismo, funcionara como aquella ala protectora eficaz e indispensable.Para ello, en el plano de la lucha de las ideas, debían necesariamente desequilibrar la balanza, entonces un grupo de connotados de los lobbies, cumplieron la tarea de hacer desaparecer todos aquellos medios que le dieron pelea a la dictadura desde la trinchera consecuentemente democrática, así murió la revista Apsi, Cauce, Análisis, Hoy, el Fortín Mapocho, Pluma y Pincel; herramientas intelectuales que jugaron un importante papel de crítica y juicio político, valórico y moral al régimen dictatorial. Estos señores, sin ningún pudor, le limpiaron la cancha a la gran burguesía obedeciendo al Pacto Político que entre gallos y media noche, habían tramado con ellos, en contra de los intereses obreros y populares. Más aún, como no dieron puntada sin hilo, establecieron que desde el Estado, ningún medio contrario u opositor a la “democracia protegida”, se viera favorecido con la publicidad estatal, que emana como necesidad de las instituciones fiscales. De esta forma completaron el cerco para neutralizar o definitivamente cancelar las voces disonantes con el nuevo periodo cultural que se inauguraba.

12 de septiembre de 1984
LA OPCIÓN POR EL NEGOCIO
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Lo que la burguesía entendía por una funcionalidad sistémica, como el necesario rol coercitivo en el ámbito ideológico, una de las grandes partes de la superestructura del capitalismo, que da protección a la propiedad privada de los medios de producción, convenciendo, persuadiendo, recomendando, presionando, chantajeando, extorsionando, amenazando, quitando de en medio, neutralizando, persiguiendo, es decir, realizando todo lo nombrado y que para nada, corresponde a un listado de sinónimos, sino de formas ideológicas, dirigidas a los opositores y enemigos del capitalismo y que se implementan a través de los distintos instrumentos o herramientas que la clase dominante posee en esta superestructura ideológica. Tales tareas, por su naturaleza y diversidad, ameritan para su realización formas simples o complejas, francas o sutiles, pero se realizan, se cumplen, porque con estas el sistema resguarda mediante las ideas su esencialidad.

1 de octubre a 23 de diciembre de 1985
En el caso de los medios de comunicación, que otrora contribuyeron al desarrollo cultural del país, desde la imposición del actual modelo económico, además, de los recursos y estilos, en estos está subyacente una concepción de clase, que le confiere al dominio ideológico un sello particular como expresión cultural. Cuando en los años 80 el grupo de rock “Los Prisioneros”, en un afán contestatario denominan a su creación musical “La cultura de la basura” haciendo con ello un tajante juicio a la atmósfera cultural que nos había impuesto la dictadura, no estaban para nada equivocados con aquella acepción, el grupo musical caracterizó de aquel modo el clima político, económico, social y cultural al que nos había sometido la dictadura, de tal manera que los jóvenes del mundo popular se veían sobrando y pateando piedras. O sea, estábamos instalados viviendo sobre la exclusión y el desprecio, inmersos en la crisis y la decadencia. A la burguesía como filosofía le acomoda el pragmatismo, se aviene con sus límites cognitivos y su oportunismo político, a sus sirvientes animadores y periodistas de set, por añadidura les sirve la misma concepción de ideas, por lo tanto, el ejercicio profesional en los medios de comunicación social, estará fuertemente teñido de esta visión.
Dada las nuevas corrientes que fundamentan el ejercicio periodístico, muchos de los actuales y conocidos periodistas de los principales medios de comunicación oficiales, sean radio, prensa escrita, digital o de canales televisivos, según estas corrientes, se consideran a si mismos “constructores de realidad”, lo cual le hace atrapar la falacia, de ser los creadores de algo que ya existe antes y fuera de su conciencia, y que es la realidad concreta y objetiva.
Cautivos de esta idea, ellos se instalan ante las cámaras como analistas audaces, con una musculatura intelectual aparente, condenando las demandas y aspiraciones populares como populistas, la protesta y la lucha callejera como vandalismo, los llamados a derribar al capitalismo y sus injusticias como terrorismo.
Enseguida se presentan como promotores del diálogo, el entendimiento y la tolerancia, y son los únicos que leen los bajos porcentajes de aprobación a la elite política, como datos menores, para continuar sirviéndolos y tratándolos como interlocutores válidos. Al contrario de construir realidad, estos profesionales de la comunicación, la eluden, se desentienden de sus aristas incómodas, y hasta distorsionan y manipulan los episodios que se contradicen con “su verdad oficial”. A lo largo de estos años post dictadura, han levantado a favor de la burguesía monopólica (sus empleadores), verdaderas franquicias ideológicas para blanquear las complicidades de robo, de abuso y de corrupción en los que se asociaron con la elite política.

del 30 de mayo al 5 Junio 1988
En un contexto de verdadero analfabetismo cultural, y que comienza con la dictadura, nos parece explicable, que hayan cultivado, también desde aquellos tiempos de persecución y censura a la inteligencia, fuertes tendencias de ejercicios profesionales, no sólo en una franca ruptura ética, sino que además, comprometiendo el periodismo con el terrorismo de estado, del que las tareas de ocultamiento de la verdad, la cooperación con los montajes criminales, la cobertura de los eventos oficiales que pretendían limpiar la imagen y las manos ensangrentadas de los asesinos, cuestión que ocurre hasta hoy, fueron y son las tareas más notorias y evidentes de este periodismo adicto al dinero, al poder y a la fama y que no tenemos duda, pueden exhibir excelentes compensaciones de la clase a la cual sirven, con plena conciencia de lo que hacen y de lo que quieren, es decir, no hay ingenuidad ni inocencia.

Estos comunicadores sociales del oficialismo, quieren brillar, y viven una vida también de privilegios, que los asemejan a los miembros de la elite política en cuanto a sus altos ingresos. Están en esos roles para hacer digerible el capitalismo y de pasó encandilar a su audiencia con la sociedad de consumo, no son ilusionistas, pero son las figuras públicas del sistema para enajenar las conciencias de la gente común y distanciarlas de sus verdaderos intereses y necesidades. En ellos los grupos monopólicos tienen a sus principales publicistas y los más destacados modelos de su sociedad de mercado y los vemos ir y venir de un medio a otro, de un canal a otro, provocando las polémicas insustanciales, pero que distraen las miradas y los oídos de las masas, de todas las trampas políticas y económicas y de todos los delitos de cuello y corbata, como también de los delitos de uniformes tan comunes desde hace un tiempo. Periodista famosos, exitosos, que han convertido los medios de comunicaciones con el apoyo de los grandes capitales, en una gigantesca industria privada de las comunicaciones, jugando en esta el deleznable papel de sicarios mediáticos o el de mercenario de las comunicaciones que es más o menos lo mismo.
Lo analizado se corresponde con las formas de dominación del capitalismo, por lo tanto se hacen un todo coherente con las prioridades que dicta el patrón de acumulación de turno. Esto quiere decir que, en el actual periodo de la lucha de clases, los grados de democratización que se expresaban en el ámbito de las comunicaciones de masas, retrocedieron y las libertades democráticas como la libertad de expresión, quedaron en entredicho, por los acentos contra insurgentes que propició el actual modelo económico. Ante esta adversa situación que enfrentamos las clases dominadas, no nos queda otro recurso que el de seguir bregando por las ampliación de estas libertades, la reconquista de nuestros derechos y lo más fundamental, multiplicar la denuncia política, y sostener e incluso aumentar y ampliar los niveles de agitación y propaganda, cubriendo con el mensaje transformador y revolucionario todos y cada uno de los espacios de vida y lucha del pueblo.
Publicado en CONO-SUR

Revista de análisis político y social
Mayo 2021, año 1, Nº8
Santiago de Chile
Ilustración de portada: Ramón Alva de la Canal. El café
de nadie. Redes de vanguardia Amauta y América Latina,
1926-1930.
revistalatinoamericanaconosur@gmail.com