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Sopaipillas y Cuchillas

El momento de gloria de Narváez fue esa once con Boric compartiendo sopaipillas donde su reunión estuvo en boca de todos, y su salida de escena será mediante cuchilladas de sus propios aliados, los tan poco confiables dirigentes del PPD

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El PPD, un partido que nació con un sentido instrumental en 1987, y cuyos creadores (Ricardo Lagos, Guido Girardi, entre otros), dijeron en su momento que se disolvería tan pronto cumpliera su fin, que era derrotar a la dictadura, ha seguido vivo pero languideciendo durante 30 años. De todo el espectro político tal vez sea el partido más superficial y vacío de contenido en términos ideológicos, y solo se ha convertido en un nicho para ofrecer cargos en el aparato estatal, de eso sabe muy bien Francisco Vidal.

Hoy, ese partido que se autodefine como “La izquierda democrática”, (como si el PC, el FA y otras fuerzas fueran la izquierda antidemocrática) está en una disyuntiva y que refleja muy bien su oportunismo político y su falta de escrúpulos: optar por apoyar a Boric o Yasna Provoste. Varios senadores ya definieron su apoyo a la candidata de la DC, mientras que Heraldo Muñoz dice sentir afinidad por el candidato del FA. El problema ahora es qué hacer o cómo deshacerse de Paula Narváez.

La candidata ungida con el dedo de Bachelet no logró motivar a la población ni al propio mundo socialista. A pesar de usar la bandera del feminismo hasta el hartazgo, a pesar de victimizarse respecto de otros candidatos, acusándolos de machismo y misoginia, en especial a Jadue, nunca marcó en las encuestas, ni siquiera en la CADEM. En las primarias del AprueboDignidad quedó de manifiesto que el eventual electorado de Narváez participó apoyando tanto a uno como a otro candidato, aunque el affaire de las sopaipillas con Boric fue una suerte de acuerdo tácito de aportar con votantes del PS a su triunfo. Lamentablemente, no podrá disfrutar del logro de Boric, porque a sus propias espaldas se está fraguando otro acuerdo político, pero para dejarla afuera de la carrera presidencial. El hecho que la DC tenga un solo representante en la Convención no implica que ese partido esté desahuciado ni mucho menos, además, cuentan con el respaldo del poder del Partido del Orden, y en una eventual disputa entre Boric y Provoste, este grupo que suele moverse en las sombras, preferirá mil veces apoyar a una dirigenta conocida y validada por el establishment y que les ofrezca “gobernabilidad”, un término tan manido durante tantos años.

El momento de gloria de Narváez fue esa once con Boric compartiendo sopaipillas donde su reunión estuvo en boca de todos, y su salida de escena será mediante cuchilladas de sus propios aliados, los tan poco confiables dirigentes del PPD, que no tardarán en embarcarse en la candidatura de Provoste. Quienes también pueden salir perjudicados con la irrupción de Provoste serían Boric y Sichel, pues parte de su caudal de votos en las primarias provino precisamente del electorado concertacionista y que ahora regresarán para apoyar a su candidata. Así vemos, que el esfuerzo voluntarista de Narváez y su pequeño séquito va a culminar con la coronación de otra lidereza (así no tendrá que preocuparse por la paridad de género) y Paula pasará solo a formar parte del anecdotario de las historias de las campañas presidenciales.

Todo esto ocurre delante de las narices del mundo popular, de los más de diez millones de personas que no votaron en las primarias, y de otros que, abiertamente no confían en la Democracia Liberal, y con justa razón. Lo lamentable sería que, luego de todo el despliegue de fuerza social del Estallido, de todas las víctimas y el costo humano, terminásemos siendo gobernados por los mismos de siempre, por el Partido del Orden encabezado ahora por Yasna Provoste y sus esbirros, porque con ellos en el poder, la Dignidad no va a ser costumbre.

Por Cristián Martínez Arriagada, Cientista Político.

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