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Suele ocurrir, que cuando uno se reinventa luego de una crisis laboral, familiar, existencial, se deben recoger los fragmentos de nuestra identidad e intentar reconfigurarnos lo mejor posible. En el caso de alguien que debió romper con su primera identidad, y asumir ya de adulto su verdadero origen biológico quizás es más complicado aún. Uno podría pensar que en el caso de Iglesias-Sichel, el cambio de identidad y de paternidad pudo haber sido traumático, modificando sustancialmente la psiquis del sujeto. Dándole el beneficio de la duda, se podría pensar que durante su primer periodo como Sebastián Iglesias fue una suerte de Doctor Jekyll y luego, al cambiar su apellido y acercarse al “piñerismo” se convirtió en Mister Hyde. Sin embargo, ante los hechos conocidos recientemente por la opinión pública, queda claro que la conducta política de Sebastián Iglesias-Sichel ha sido de una sola línea, estar próximo al poder a toda costa, y para lograr ese propósito ha cambiado constantemente de domicilio político:
Postuló en 2000 a la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica de Chile por la lista K3 de centroizquierda, obteniendo cerca del 40% de los votos, elección que ganó Alejandro Arrau del Movimiento Gremialista. Ingresó a militar en el Partido Demócrata Cristiano en 2003. Apoyó en elecciones presidenciales a Michelle Bachelet de la Nueva Mayoría en 2005 y 2013, así como a Eduardo Frei en 2009. En 2009 la DC lo nominó como candidato a diputado por el distrito de La Reina y Peñalolén, siendo apoyado por Claudio Orrego, (en esa época aún usaba su apellido Iglesias). Fue en esa elección donde recibió los aportes de las pesqueras, y que hoy le explotan en la cara, aunque para ser justos, buena parte de los candidatos de la DC recibió financiamiento de esa forma, como el ex senador Patricio Walker
En 2014, Sichel renuncia al partido, distanciándose de figuras emblemáticas como su amigo Claudio Orrego, en cuya candidatura presidencial trabajó en 2012. En las parlamentarias de 2013 postuló al cargo de diputado por el distrito de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea apoyado por el movimiento Fuerza Pública que luego se convertiría en el partido Ciudadanos, fundado por Andrés Velasco. El 19 de noviembre de 2017 decidió apoyar públicamente a Sebastián Piñera, distanciándose de Velasco. Finalmente, en su paso por el gobierno de Piñera, estuvo brevemente en varios cargos: Vicepresidente de Corfo, Presidente de BancoEstado, Ministro de Desarrollo Social y Familia. En ninguno de estos cargos el politico dejó una imagen positiva, sino todo lo contrario.

Sebastián Sichel representa el típico liderazgo con que la derecha suele apostar por alcanzar el poder politico: un sujeto insulso, con poca consistencia ideológica y sobre todo “apolítico”. Esta tradición no es nueva y podemos rastrearla hasta mediados del siglo XX, con Carlos Ibáñez y luego con Jorge Alessandri, (aunque esos ejemplos resultan verdaderos estadistas al lado de Sichel). Luego, a mediados de los 60 tenemos la debacle electoral de la derecha que debió apoyar como mal menor a Frei. Recuperada la democracia, el sector retomó su tradición apostando por “apolíticos”: Hernán Buchi y Fra Fra, y luego en 1993 por José Piñera y Arturo Alessandri Besa. A fines del primer gobierno de Piñera la derecha se vio en la misma encrucijada en la que está hoy: apostaron todo por Lawrence Golborne, el menos político de los ministros del gabinete, pero la campaña del flamante candidato duró hasta que fue descubierto por tener una sociedad en Islas Vírgenes.
Llama la atención cómo Sichel se manifiesta en contra de la actividad política: “No hay que politizar la política”, o criticando a la clase política, y sin embargo, está apadrinado por políticos de larga trayectoria: Mariana Aylwin y Juan José Santa Cruz, entre otros. Su candidatura presidencial ya resulta inviable, aunque era inviable desde un comienzo por ser producto de los medios y de poderes fácticos y grupos económicos escindidos de la DC. Quizás sea uno de los candidatos más simplones desde la Transición.
Si la derecha chilena fuera democrática, lo lógico sería que apoyara a la candidata de la DC, sin embargo, todos sabemos que el verdadero ADN de la derecha es golpista, pinochetista, militarista, xenófoba y chauvinista, de modo que tiendo a pensar que la mayoría dará su apoyo al candidato y líder de Republicanos, el ultraderechista José Kast.
Por Cristián Martínez Arriagada, Cientista Político
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