Las plataformas de META y Google, invisibilizan o bloquean nuestros contenidos. Síguenos en Telegram
Fue el presidente argentino Domingo Faustino Sarmiento quien acuñó esta frase a fines del siglo XIX, como un dilema entre la civilización ilustrada de las ciudades v/s la barbarie representada por el campo y los gauchos. Hoy suena un poco exgerado poner en estos términos una elección presidencial, pero cada vez que el candidato oficialista de extrema derecha abre la boca, parece que solo ofrece retrocesos en materias donde, hasta hace poco, parecía haber un mínimo consenso, incluso por parte de cierta derecha (respeto a los DDHH, respeto a derechos reproductivos de la mujer, respeto a las instancias internacionales como la ONU, reconocimiento a los riesgos del Cambio Climático, etc).
Ahora, otro argentino, el profesor Atilio Borón, también nos advierte respecto de esta barbarie que representa Kast. En Página 12 señaló: “Detrás de este Führer de opereta, orgulloso de sus ancestros nazis y admirador confeso de un tirano –y también ladrón- como Augusto Pinochet, hoy se agrupan en tropel los restos en descomposición de la derecha chilena tradicional. Sus pérfidos personeros, anidados en varios partidos, que al principio lo despreciaban y se mofaban de sus ridiculeces, ahora lo exaltan como el mesías…tiene un programa pautado según el grito de guerra del franquismo: “¡Viva la Muerte!” y combinado con un programa económico ultraneoliberal. En pocas palabras: este energúmeno ha logrado lo que hasta ahora parecía imposible: que apareciera en Chile un político más reaccionario, despótico y violento que Pinochet. Kast lo hizo”.
Ahora bien, tal como ha quedado representado el Congreso, este “energúmeno” no podrá poner en práctica todas las estupideces que está prometiendo, necesitará del respaldo de una mayoría simple para algunas de sus promesas de campaña (aunque también le basta con el voto de algunos democratacristianos que siempre se alínean con la derecha). Sin embargo, sabemos las atribuciones discrecionales que el Sistema presidencial le otorga al primer mandatario, en este sentido, por ejemplo, con su sola firma Kast podría indultar a los “viejitos de Punta Peuco”. Viéndolo desde la otra vereda, Boric tampoco la tendría fácil, y resulta utópico creer que va a poder implementar el programa de Apruebo Dignidad. El rol, tanto símbólico como práctico, de un eventual gobierno de Boric está en permitir que la Convención alcance su objetivo, ese solo hecho sería ya un gran mérito.

Llama la atención, aunque no tanto, el breve pero urgente viaje que realizó Mr Barbarie a los Estados Unidos. Allí se reunió con el senador Rubio, un extremista de derecha igual que él. Rubio, igual que Kast, es descediente de inmigrantes pero no desea más inmigrantes en EEUU, tal como Kast en Chile. También comparten su visión contra el aborto y el matrimonio igualitario. Lo que desconocemos es la agenda oculta y el lobby que realizó Kast con otras figuras de la política y los negocios del país del norte. Nunca se había visto que, ad portas de una segunda vuelta, un candidato presidencial se ausentara del país para ir a negociar a Estados Unidos. ¿A qué fue Kast? ¿A pedir apoyo financiero, logístico? ¿Para emular lo que hizo Agustín Edwards previo al Golpe? Cualquiera que hayan sido sus motivos, lo más probable es que no sea nada bueno para Chile ni para la política, tan enlodada por fakes news por parte de sus seguidores.
La ultraderecha ha presentado esta elección casi como una Cruzada entre “Democracia y Libertad v/s Comunismo” y asi la repiten hasta el cansancio, entonces nosotros deberíamos señalar que la verdadera disyuntiva no es esa, sino que es entre “Barbarie v/s DDHH y Civilización”.
Por Cristián Martínez Arriagada, cientista político