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“Un Gobierno sin Convicciones”

Hoy la joven elite gobernante parece que todos los días está dando pruebas de blancura ante el gran empresariado, y quizás por eso han modificado sustancialmente sus expresiones e incluso sus convicciones, y todos sabemos que el lenguaje crea realidades.

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En 1989 la coalición de oposición compuesta de 14 partidos políticos llamada Concertación de Partidos por la Democracia, presentaba a su candidato presidencial, el ex golpista Patricio Aylwin, y el programa de gobierno con el que pretendían llegar al gobierno y derrotar a la derecha y a Hernán Büchi, el sucesor de la dictadura. Dentro de los puntos más importantes de ese programa estaba la “Justicia y reparación a las víctimas de la dictadura”, la “revisión completa de todas las privatizaciones realizadas en forma oscura por la dictadura de Pinochet”, y el “llamado a realizar una Asamblea Constituyente” para reemplazar la Constitución de 1980, (idea ya había sido planteada en el Teatro Caupolicán por Frei casi diez años antes).

Como sabemos, la Concertación no realizó ninguno de estos puntos, y el primero fue solo “en la medida de lo posible”. Lo más paradójico, es que varios de los firmantes de ese programa de gobierno terminaron gobernando cómodamente según el marco legal y económico de la Constitución de Guzmán, y llega a tanto su indecencia, que varios de ellos hoy están llamando a votar Rechazo. Las convicciones de esa generación de políticos fue tan débil que muchos terminaron siendo parte de los directorios de las empresas privatizadas en dictadura. Para el segundo año de gobierno de Aylwin ya habían tirado al tacho de la basura el programa por el que habían sido electos, y se iban a tomar tecito con el dictador que continuaba como Comandante en Jefe.

Treinta y dos años después se vuelve a repetir la historia. Gabriel Boric y su séquito llegaron casi en andas a La Moneda, sucediendo a un gobierno de ultraderecha que violó los DDHH casi tan impunemente como lo hizo el régimen de Pinochet. Y aunque desde que surgieron en 2011 han pretendido renegar de la Concertación, lo cierto es que la propia Michele Bachelet dijo hace unos años que los líderes del Frente Amplio eran sus herederos políticos y, de hecho, varios tienen lazos sanguíneos con ex ministras de Bachelet.

Dicen que las Mineras “mueven montañas”, pero también mueven a gobiernos autodeclarados como ecologistas, mueven a los medios que lavan su imagen, a las corporaciones “culturales” que “entretienen” con cuanta exposición, concierto u obra de teatro, disfrazando el terrorismo empresarial que cotidianamente destruye lo poco que va quedando. Lo que no se mueve, es un pueblo adormecido por la droga mediática y enfermo de individualismo....Por Cefiro Humor Gráfico

 

En lo que respecta al programa de gobierno, el de Boric pretende ser tan transformador como el que propusieron en 1989 los jerarcas de la Concertación. Sin embargo, tal como ocurrió con el primer gobierno post-dictadura, hoy la joven elite gobernante parece que todos los días está dando pruebas de blancura ante el gran empresariado, y quizás por eso han modificado sustancialmente sus expresiones e incluso sus convicciones, y todos sabemos que el lenguaje crea realidades.

Si hace un par de meses Camila Vallejo y el propio Boric se reunían y acompañaban a los familiares de los detenidos de la revuelta, dándoles certezas de que si llegaban a La Moneda harían lo imposible por liberarlos, hoy la vocera de gobierno es tajante y señala que “En Chile no hay presos politicos”. Y cuando alguna ministra se sale de libreto, como ocurrió con Jeanette Vega, y reconoce que sí hay presos políticos, de inmediato recibe un llamado del Segundo Piso para que se retracte.

Otro cambio de lenguaje importante es que ya no se habla de Wallmapu sino que se retomó el término militar de “Macro Zona Sur”. Esto, junto a la salida del gobierno del asesor Salvador Millaleo implicó un giro copernicano respecto a cómo encarar el problema Mapuche. Además, se da por hecho que todos los actos delictivos y violentos ocurridos en la zona tienen su origen en dicho conflicto, como si las empresas madereras fueran blancas palomas, o como si no existieran organizaciones de “huincas” como el APRA que se aprovechan de exacerbar la violencia.

Y para agregar otro dato, solo recordemos que la socióloga Lucía Dammert es la principal asesora del Presidente (su propio Cristián Larroulet), con un gran peso en la toma de decisiones del gobierno, y que anteriormente estuvo involucrada en el montaje policial de la “Operación Huracán” junto con Mahmud Aleuy donde se acusó falsamente a comuneros.

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Mientras tanto, y para beneplácito de los partidos de derecha, los camioneros y empresarios, el gobierno decide implementar “el estado de Excepción”, misma medida que criticaron tanto cuando fue aplicada por Piñera hace solo unos meses (la memoria es frágil en política y en los y las políticas). El encargado de comandar a las fuerzas militares y navales es el contralmirante Jorge Parga, que también estuvo a cargo de reprimir a la población después del estallido social y que justificó un par de muertes que cometieron sus subordinados.

Así vemos que el “prometedor triunfo de Boric” y su discurso humanista y desneoliberalizador está quedando oculto al fondo del cajón de su escritorio, siendo rápidamente reemplazado por la Real Politik. Me imagino que el ex ministro de Aylwin, Enrique “Guatón” Correa, el viejo operador político de la Concertación debe estar aplaudiendo de alegría desde su oficina de lobbista.

Por Cristián Martínez Arriagada

Cientista Político

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