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“No hay Tercera Vía”

"Las derechas" llaman a rechazar la nueva constitución, porque les quita privilegios y va contra los intereses que defienden, y prometen mentirosamente redactar una “nueva”, pero con los mismos corruptos que han administrado la herencia pinochetista..

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Corría el año 2013 cuando la presidenta Bachelet dio el pie a su campaña para llevar a cabo una Reforma a la Constitución. Como candidata, había llegado a la conclusión que el país requería de varias reformas estructurales: Reforma Tributaria, Laboral, Previsional, Educacional y Constitucional. Además. las Reformas de Lagos de 2005 nunca tocaron el corazón de la obra de Jaime Guzmán, el Estado Subsidiario seguía más vivo que nunca, y las reglas de la Constitución impedían que se respetara la voluntad popular según las reglas de mayoría, y al contrario, la minoría que gobernaba desde 1980 se apoyaba en todo tipo de cerrojos institucionales. Sin embargo, a poco andar, quedó de manifiesto que la presidenta no mostró voluntad política para impulsar esta importante reforma como sí lo hizo con el aborto en tres causales. Y el proyecto constitucional quedó guardado en algún cajón en un escritorio en La Moneda.

Luego vino el Estallido Social, la violación a los DDHH, la desesperación de Piñera y el Acuerdo de Noviembre de 2019 de las elites de los partidos políticos, que culminó con el llamado a un Proceso Constituyente con un Plebiscito de Entrada y otro de Salida para Ratificar o Rechazar lo obrado por la Convención. El artículo 142 de la Constitución señala que “si en el Plebiscito de Salida la nueva Carta Magna no alcanza el 50% +1 de los votos, se continuará con la Constitución vigente” (la de 1980). A pesar de que estas reglas del juego quedaron definidas hace más de dos años, hoy diversos actores políticos (de ultraderecha y de derecha amarilla) están llamando a diversas triquiñuelas post electorales, porque nadie, ni siquiera la UDI quiere quedar asociada con la Constitución de Pinochet.

Durante el gobierno de Bachelet, ni sus ministros ni su propia coalición mostraron una real convicción de querer cambiar la Constitución. Hoy, Jorge Burgos (ex ministro de Interior) e Ignacio Walker (ex presidente de la DC) militan en Amarillos y llaman a “Rechazar con Esperanza”. Junto a ellos, están Mariana Aylwin, Jorge Correa Sutil, René Cortázar, Jaime Campos (ex ministro que no quiso cerrar Punta Peuco), Andrés Velasco y Rodrigo Valdés (ex ministros de Hacienda). Sin embargo, estos Amarillentos dicen que no se continuaría con la actual Constitución, lo que es una descarada mentira o total desconocimiento con lo acordado en 2019. Este grupo ha dicho que el trabajo de la Convención “es ajeno a la realidad nacional y a su historia” y sugieren una Nueva y Buena Constitución, pero no ofrecen ninguna salida institucional real.

Dicen que las Mineras “mueven montañas”, pero también mueven a gobiernos autodeclarados como ecologistas, mueven a los medios que lavan su imagen, a las corporaciones “culturales” que “entretienen” con cuanta exposición, concierto u obra de teatro, disfrazando el terrorismo empresarial que cotidianamente destruye lo poco que va quedando. Lo que no se mueve, es un pueblo adormecido por la droga mediática y enfermo de individualismo....

 

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Con tantos demócratas cristianos presentes da la impresión que pretenden llegar a un acuerdo a través del Senado, liderado por Ximena Rincón, Iván Flores y Matías Walker, para que el poder Constituido (El Senado) borre con una mano el trabajo de la Convención (Poder Constituyente), y redacte una Constitución a la pinta de la Elite de la ex Concertación.

Otros “intelectuales” como Alfredo Joignant y Arturo Fontaine (hermano de Bernardo, el constituyente), pretender “Volver al Futuro”, y puesto que ni la Constitución de 1980 ni la de 2022 tendría legitimidad popular entonces dicen que sería adecuado recuperar la Constitución de 1925, agregándole “paridad de género y respeto por los indígenas”.

El senador Ossandón, por su parte, pide que se llame a un grupo de connotados profesores de Derecho (algo así como la Comisión Ortúzar de Jaime Guzmán), y que también se agregue el borrador del Proyecto de Bachelet, porque señaló: “un eventual Rechazo no implica la continuidad de la Constitución actual, sino un procedimiento para hacer otra Constitución”

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Los mismos arrogantes que suelen decir que se ganó a la dictadura de Pinochet solo con un lápiz y un papel, ahora se empecinan hipócritamente en ofrecernos que ahora si escucharán a la gente, y que harán los cambios pero con moderación (despues de todo muchos fueron ministros de Estado, y saben cómo conducir los temas de la República, no como estos indios recién llegados o estos vociferantes que dicen hablar por el pueblo). Y aunque la propia Convención bajó innecesariamente el quórum a 4/7, con lo que se puede reformar en forma sencilla la Nueva Constitución, este grupo de “viejos Vinagres” prefiere hacer campaña por un “Rechazo con Esperanza”. Quizás les molesta este “tufillo Octubrista” que ha permeado un poco en el texto de los constituyentes, porque así se refieren despectivamente varios “analistas” a la revuelta popular de Octubre de 2019. La “Revuela Octubrista”, sería para ellos la “Revuelta de los salvajes, los descamisados”, los “rotos” que casi tuvieron en vilo a la Institucionalidad, y “no vamos a permitir que eso se vuelva a repetir”.

De modo que, si gana una u otra alternativa será un “triunfo pírrico” para el pueblo Octubrista. Ya sabemos que si gana un rechazo se mantendrá el mismo Estado Subsidiario subsidiando, especialmente, a los privilegiados de siempre (de esto saben muy bien las madereras y las empresas de Juan Sutil), y si llega a ganar el Apruebo ya están esperando en el Congreso esa misma “centro-izquierda gatopardesca” que no quiere que nada cambie (¿cierto senador Fidel Espinoza?) para coludirse con la derecha cavernaria y reformar la nueva Constitución… Y Luego vendrá otra revuelta, junto con otro mea culpa de elite con un: “No lo vimos venir”.

Por Cristián Martínez Arriagada, Cientista Político

1 comentario

  1. Rechazo = Derecha tradicional
    Apruebo = “la otra derecha”, la oportunista de la de la Concerta & Nueva Mayoría, y ahora se suma el actual gobierno.
    Lo fundamental es entender que cada vez que estalla la crisis se agudiza la disputa por el reparto del despojo entre hienas y lobos (las dos derechas), y las cándidas ovejas creen que algo bueno puede resultar de alinearse tras uno de ellos

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