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Publicamos la siguiente Carta que fue entregada en las dependencias del Ministerio de Energía, y que viene a interpelar al Estado y con duda razonable, sobre el proceso de instalación de plantas para la fabricación Hidrógeno, en la Región de Magallanes y la Antártica.
En esta verdadera apología oficial al “hidrógeno verde” pareciera como si parte de los atributos de este producto es su capacidad de encandilar a sus promotores, hasta el punto de que no puedan ver sus impactos y consecuencias, manteniéndolos ocultos a toda la sociedad y subrayando, solamente, los supuestos beneficios económicos que serian satisfechos por esta iniciativa.
El hidrógeno es un gas de altísima peligrosidad por sus propiedades explosivas y por sus dificultades técnicas para evitar pérdidas, ya que es una molécula más pequeña que existe.
El hidrógeno verde y sus propiedades fueron descubiertos en 1765 por el químico y Físico ingles Henry Hacendista. En esencia, el hidrógeno es un transportador de energía y se produce gracias a un proceso de electrolisis del agua a partir de energías renovables, como solar y la eólica, que deben sortear sus propios impactos ambientales relativos a como se obtienen, con parques fotovoltaicos o eólicos de enormes dimensiones, por ejemplo.
Aunque su transporte hacia los requirentes se intenta asemejar al transporte de gas natural, los riesgos y los costos son muchos más altos con el hidrógeno.
En efecto, el hidrógeno, tiene mucho menos energía por metro cúbico que el gas natural y por eso para transportar la misma cantidad de energía, hay que transportar muchos más metros cúbicos de hidrógeno que de gas natural. Es cierto, entonces, que 1 kilogramo de hidrógeno tiene mucho más energía que 1 kilogramo de gas natural, pero los volúmenes son diferentes y esa es una variable esencial para un producto que esta Política de Estado ya referida la aseguro para su completa exportación.
Por lo tanto el manejo del hidrógeno, debe estar siempre supeditado a un sistema de gestión de riesgo. Las empresas lo usan sin problemas, ya que ellas poseen sistemas de gestión de riesgo, los barcos que transportan hidrógeno también lo poseen.
Pero Ia interrogante que surge de inmediato, es que pasa con los camiones que difícilmente puedan tener sistemas de gestión de riesgo centralizado, porque la mayoría de los camiones pertenecen a particulares y en esta misma linea se encuentran los automóviles particulares.
Respecto a su transporte, según la Agencia Internacional de Energías Renovables, el grupo de expertos alemán Agora Energiewende y el analista de energía Wood Mackenzie, “El mandar un buque cargado de hidrógeno líquido no tiene ningún sentido desde el punto de vista de la física ni de la economía”.
El primer envío de un buque cargado de hidrógeno líquido, se produjo entre Australia y Japón, se trata de un proyecto experimental que tuvo un coste de 350 millones de dólares, por Io que los expertos dicen que no tiene absolutamente ningún futuro.
En cuanto al transporte por carretera, un nuevo estudio publicado en la revista Nature Electronics y firmado por el físico e investigador alemán Dr. Patrick Plötz afirma que “Es poco probable que la tecnología del hidrógeno desempeñe un papel importante en el transporte sostenible en carretera”.
Entre las razones que esgrime el autor del estudio, esta que los avances técnicos y económicos en las tecnologías para las baterías y en el campo de las cargas rápidas “podrían hacer que los vehículos eléctricos de pila de combustible que funcionan con hidrógeno acaben siendo anecdóticos en el transporte por carretera” frente a los eléctricos de batería.
Pero existe una interrogante que ni las autoridades de la administración anterior, ni las actuales han sido capaces de transparentar: la cantidad de agua que se ocupara en este proceso y de que afluentes se obtendrá en la región de Magallanes.
De acuerdo a los expertos, se necesitan entre diez y doce litros de agua dulce y 57 Kw para obtener UN KILO de hidrógeno, que contiene 33,3 Kw de energía, lo cual nos daría 12 toneladas de agua dulce para obtener 1 tonelada de hidrógeno, pero existen estudios como los de la compañía Oilprice que afirman que esta cifra estaría cercana a las 20 toneladas de agua dulce para generar 1 tonelada de hidrógeno, sin embargo hemos visto en los medios de comunicación diferentes artículos y publicaciones relacionadas con la escases hídrica a nivel nacional y mundial y por otro lado nos encontramos, con artículos que solo destacan las “bondes” del hidrógeno verde. Ante esta disyuntiva hay quienes afirman que es una falencia que en la planificación de la producción de hidrógeno verde no se haya considerado la sequía como un factor importante en la ecuación.
Con respecto al agua el caso especifico de Magallanes es que, además de no poseer grandes reservas de agua, las existentes se encuentran en una cuenca compartida, esta situación abarca casi toda la región, pero existe una salvedad con respecto al resto del país, debido a una singularidad de nuestra geografía y que obliga a regirse de una manera distinta al tratado 1881 con la República Argentina que fija el límite internacional bajo el criterio de las “más altas cumbres que dividen las aguas”.
Esto en Magallanes no ocurre debido a que la cordillera de los Andes desaparece en las profundidades del océano Pacífico, provocando la aparición de grandes extensiones planas.
Producto de esta singularidad, Magallanes debe compartir sus recursos hídricos con Argentina, lo cual y luego de 11 años en disputa, quedó especificado en el tratado de 1991, que obliga a Chile a negociar cualquier plan de manejo de las cuencas compartidas, que este caso específico comprende casi la totalidad de las aguas regionales. Si bien es cierto que el dominio del agua es chileno, su manejo debe necesariamente consultarse a la República Argentina, algo que ninguna Autoridad Nacional o de Magallanes ha hecho referencia hasta ahora.
Según un nuevo estudio del gobierno del Reino Unido, cuando el hidrógeno se libera directamente a la atmósfera puede interactuar con otros gases y vapores en el aire para producir poderosos efectos de calentamiento. De acuerdo a dicho estudio, se ha determinado que el calentamiento global (GWp) del hidrógeno es aproximadamente el doble de dañino de lo que se estimaba anteriormente, esto es, durante un periodo de 100 años, una tonelada de hidrógeno en la atmósfera calentará la Tierra unas 11 veces más que una tonelada de Co2, con una incertidumbre de más menos 5 años. La mayoría de los escapes de hidrógeno a la atmósfera son provocados por fugas, según un segundo informe de Frazer-Nash Consultancy: “Cuando el hidrógeno se transporta como un liquido criogénico, la evaporación es inevitable y puede esperar perder un promedio de alrededor del 1% por ciento por día. Actualmente, esto se ventila a la atmósfera. De hecho, las operaciones de ventilación y purga son actualmente comunes en todo el ciclo de vida del hidrógeno. Ocurren durante la electrolisis, durante la compresión, durante el reabastecimiento de combustible y durante el proceso de conversión nuevamente en electricidad a través de una celda de combustible”.
Finalmente así como las autoridades nacionales se han dedicado a realizar campañas publicitarias destacando las supuestas bondades de este elemento, también sería conveniente poner en perspectiva los estudios científicos que difieren de quienes solo hacen alarde de los mitos y beneficios de este elemento, y someterlos al escrutinio ciudadano.
Sin otro particular, saluda atentamente.
JORGE COFRÉ AVELLO
Marino Mercante
Ex – Presidente de S.l.T.O.N.E.R.S
