He aquí un excelente resumen de la breve existencia de la Convención Constitucional. Bastarda en su origen, pudo transformarse en un camino apaciguado hacia el cambio. El autor muestra -exhaustivamente- que no es el caso. Y, curiosamente, llama a “evitar las disputas”. ¿Venid y vamos todos con flores a María? El pueblo, la ciudadanía, fuente de toda legitimidad, sigue excluida, ausente. Pero, concluye el autor, “no vale pena arriesgar lo que tenemos en las manos” (sic). Un estimable comentarista, viendo los resultados del Plebiscito, ya había llamado “a ser generosos en la victoria”. Uno piensa en la cita apócrifa de “Don Juan Tenorio”, de José Zorrilla: “Los muertos que vos matáis gozan de buena salud”. La costra política parasitaria sigue controlando el coso.