Vergüenza constitucional
Hasta nuestros días, la historia constitucional del país es una auténtica vergüenza, pues es una prueba más que pone de manifiesto que la existencia del Estado liberal chileno responde a los intereses de la clase dominante.
Hasta nuestros días, la historia constitucional del país es una auténtica vergüenza, pues es una prueba más que pone de manifiesto que la existencia del Estado liberal chileno responde a los intereses de la clase dominante.
¿Se imaginan ustedes que en la redacción de la Nueva Constitución de Chile , los constituyentes le asignaran un cargo de eminencia a un jerarca del pinochetismo o a uno de los apologetas o apologistas más recalcitrantemente incorregibles y fanáticos del pinochetismo asesino y negacionista, o sea, a un edecán de Pinochet?
La Convención deberá realizar asambleas que respondan al mandato popular, y en forma descentralizada a lo largo del país. Por eso es interesante la propuesta de los plebiscitos intermedios, para que el pueblo zanje los temas controversiales.
Hoy, los mismos analistas que no daban ni un peso por los independientes ahora hablan del Fin de un Ciclo. La elección de los constituyentes ha generado un verdadero movimiento sísmico, y los medios tradicionales hablan de una Convención Constituyente “radicalizada”.
El clamor era la «Asamblea constituyente», pero la casta política fraguó un acuerdo a espaldas del pueblo.
El quorum calificado de 2/3 para votar cada artículo del nuevo texto constitucional es una imposición perversa, que busca dejar todo igual.
«El riesgo de que la convención constitucional sea conformada por la misma clase política de los últimos 30 años, y que las demandas de los movimientos sociales no estén presentes en aquel órgano, es algo es algo esperable».
El Sr. xxxx y la Sra. yyyy son candidatos a convencionales. No tienen acceso a la franja de la TV, ni dinero para su campaña. Algo así como la candidatura del Hombre Invisible. ¿Cuales serán los resultados? Una nota de Juan Pablo Cárdenas.