Hoy no hay grises: hablamos de una sociedad enferma, de un gobierno genocida y de una maquinaria militar que tortura, viola y asesina con impunidad. Un caso concreto, el de la cárcel de Teimán, nos servirá para demostrar por qué Israel es el Estado paria del siglo XXI y por qué su sociedad mayoritariamente es cómplice de sus crímenes.
Gaza resiste, el mundo despierta e Israel se desenmascara. Esa es la triada que define el nuevo escenario tras la «Tormenta de Al Aqsa», un punto de inflexión histórico que, partiendo de la legitimidad jurídica de la resistencia, ha logrado exponer ante los ojos del planeta el genocidio en curso y la urgente necesidad de desmantelar el proyecto colonial sionista.
La acción de la resistencia palestina del 7 de octubre de 2023 desmanteló décadas de narrativa sionista y visibilizó ante el mundo los 77 años de ocupación, colonización y exterminio. La Tormenta de Al Aqsa no fue un acto aislado, sino una respuesta inevitable y legítima frente a un proyecto de limpieza étnica de larga data.
Apenas días después de firmarse un cese al fuego, los bombardeos israelíes sobre el centro y sur de Gaza han reanudado la masacre. Esta violación predecible desenmascara la tregua como un artificio mediático y confirma la tesis central: el genocidio contra el pueblo palestino no ha terminado, es una política de estado persistente y premeditada.
«Cuando el fuerte no puede alcanzar sus objetivos es porque ha sido derrotado y cuando el débil no puede ser derrotado y resiste, ha vencido». Bajo esta premisa, el texto desmenuza la reciente guerra en Gaza para concluir que Israel, a pesar de su abrumador poderío militar y el apoyo occidental, sufrió una derrota estratégica, política y diplomática, mientras la causa palestina se fortaleció globalmente.
Detrás de la etiqueta «Generación Z» utilizada por los medios hegemónicos, se esconde un intento por invisibilizar la verdadera esencia de las revueltas globales: un grito transversal contra las injusticias, la corrupción y el genocidio palestino. No es una rebelión de una letra del alfabeto, es la humanidad entera diciendo «basta».
El Genocidio en curso de Israel sobre el pueblo palestino, es una tragedia profunda, con costos humanos devastadores. La situación en Gaza y Cisjordania es extremadamente grave, una crisis humanitaria que incluye altas cifras de víctimas civiles, desplazamiento masivo y escasez de necesidades básicas.
¿Quiénes son los verdaderos antisemitas? No son quienes critican al Estado de Israel, sino aquellos que, como el abogado chileno-israelí Gabriel Zaliasnik, defienden con su retórica un proyecto sionista que ocupa, coloniza y extermina al pueblo palestino: los auténticos semitas de la región. Una reflexión urgente que desmonta la estrategia de la Hasbará y denuncia la persecución a los disidentes
¿Cómo ejerce su influencia en Chile el sionismo? Este texto argumenta que a través de poderes fácticos, medios de comunicación y figuras como el abogado Gabriel Zaliasnik, un fanático negacionista, que no solo actúa como apologista de los crímenes del régimen feminicida e infanticida Israelí, sino que también utiliza retórica violenta para silenciar las voces críticas y defender lo indefendible.
La comunidad internacional asiste, impasible y habituada, a la peligrosa deriva de dos gobiernos que han perdido todo sentido de la cordura: Estados Unidos e Israel. Su conducta perturbada y criminal, ejemplificada en el reciente ataque a Qatar, no es un error de cálculo, sino la esencia misma de una alianza destinada a desestabilizar el mundo y burlar todo marco legal.
