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Ruge párrafo abajo la bofetada histórica sobre los hocicos deformados.
Manotazo dialéctico contra mequetrefes de banderas pintarrajeadas.
Y a todos los “valientes” en contra de alguien que no puede defenderse.
A los que cambiaron octubre por Servidumbre.
A los que vendieron octubre por Mansedumbre.
A los que confunden octubre por Podredumbre.
Mientras los representantes del vómito ideológico de moda, cacarean guiones financiados.
Invierten horas extras, en combatir un fantasma, con más vida que sus existencias insípidas.
Dedican presupuestos generosos en difamar y deshonrar una sombra.
Valientes para Mentir y Cobardes para decir la verdad.
Primero vinieron los conquistadores y sus epidemias.
Ahora los tergiversadores históricos y sus academias.
Buitres de escritorio repartiéndose los piojos de sus conceptos.
Principalmente, porque aquí, no hay a quién parecerse. Aquí no hay líderes, ni héroes. Sólo heroína hambrienta de vitrinas. Y, algunos, a razón de sus vacíos ideológicos, pretenden eso, vacío, vacío, vacío histórico, que sea melódico con sus cantos de sirenas mutantes, sonrisas de cera y dientes verdes.
Se mueren de envidia los del pensamiento caído, los del discurso lacio, en contra de la envergadura de Ernesto.
Manada de zánganos de taco alto, y corbatas elegantes que disimulan sus cadenas, todos juntos, intentando arrastrar a Ernesto, a las cloacas intelectuales de sus cerebros. E Insisten en banalizar su imagen porque principalmente, esa es la idea fija que tienen, que todo sea banal, banal, banal y en ello su profundidad y el mayor de sus intereses, es que todo esté relacionado con lo banal.
Orfanatorio ideológico de imbéciles autoproclamados, impone su bitácora subvencionada.
Su nombre se pronuncia con Mayúscula y Acento Grave de Gratitud Heroica y no con minúscula de molusco lapa adosado a lo que los patrones sociológicos del norte dictan en sus parrillas literarias.
Un día como hoy nació Ernesto. Fue tan grande su muerte que volvió por entre los muertos, para sentarse a la mesa del pueblo. Desde allí sonríe ante tanto pirata y disparate galvanizado.
Su mérito, ser más humano que cualquiera. Ser de carne, flores y huesos.
🔴Para Opal, Andrés Bianque Squadracci.
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